En nuestro capítulo hay tres relatos: un relato alusivo a un hacha; el segundo sobre el cautiverio del batallón arameo; y un tercer relato sobre el sitio en Shomrón. Señalemos que el tercer relato de nuestro capítulo es solamente la apertura del episodio central que se encuentra en el próximo capítulo.
El primer relato: el hacha flota en el agua (versículos 1-7)
Los discípulos de los profetas se hallan en un sitio no tan espacioso para ellos (no se señala dónde se hallaban) y le solicitan a Elishá: “Vayamos, si te parece, al Iardén, y tomemos de allí cada uno una viga, y hagamos allí un local donde habitemos." Y él respondió: ¡Vayan!” (versículo 2). Elishá acuerda y se dirigen al Iardén, pero en el momento en el que cortaban los árboles, una de las hachas cayó al agua. El problema era que el hacha no era del que estaba cortando el árbol sino de alguien que lo había prestado. Uno de los discípulos de los profetas le gritó a Elishá, y el profeta logra hacer un milagro. Arroja una madera al agua, y de un modo milagroso el hacha flotó.
El segundo relato: el cautiverio del batallón arameo (versículos 8-23)
Al luchar el rey de Aram contra Israel, su ejército le tendió una emboscada a Israel en algunos lugares. El profeta Elishá, mediante su espíritu profético, logra revelarle al rey de Israel dónde se esconde el ejército arameo. El rey de Aram piensa que hay colaboracionistas del lado israelita, pero en ese momento sus asistentes le revelaron que no se trata de colaboracionistas, sino que es Elishá el profeta. El rey de Aram envía emisarios para que atenten contra Elishá. De un modo milagroso y después de elevar una plegaria, Elishá logra confundirlos, los conduce a Shomrón, la capital israelita, y los lleva ante el rey. Elishá opta por no eliminarlos sino que decide enviarlos a su tierra. Aparentemente, el resultado fue beneficioso: “Y las guerrillas de los aramitas no volvieron ya a entrar en el país de Israel” (versículo 23).
El tercer relato: Sitio y hambruna en Shomrón (versículos 24-33)
Después de ello, Ben Hadad, el rey de Aram, impuso un sitio a Shomrón, y la hambruna se tornó intolerable. En el mercado venden productos no aptos para ser ingeridos a precios extravagantes, la situación es realmente muy mala, al extremo de que una mujer piensa en comer a su hijo. El rey se notifica de lo que sucede y rasga sus vestiduras. ¿Qué hacer? Necesitamos a Elishá. ¿Acaso Elishá habrá de ayudar? ¿Cómo?Al respecto, escucharemos recién en el próximo capítulo.