Nuestro capítulo relata sobre la constitución del reino de David en diversos frentes: otra ceremonia de coronación, la conquista de Ierushalaim, la conformación de la familia, la última guerra contra los plishtim y su aplastamiento.
Otra coronación (versículos 1-5)
Tras el asesinato de Ishboshet en el último capítulo, ahora es el turno de la coronación del rey David sobre todo Israel. Todas las tribus de Israel llegan a Hebrón en apoyo a David y destacan tres fundamentos para el apoyo a David como rey:
Argumentación general
"¡He aquí que hueso tuyo y carne tuya somos nosotros! (Una expresión que destaca la lealtad)
Argumentación política
También en tiempo pasado, cuando Shaúl era rey sobre nosotros, fuiste tú el que liderabas al pueblo en la guerra, y regresabas tras obtener la victoria.
Argumentación religiosa
Además te ha dicho el Señor: Tú pastorearás a Mi pueblo Israel, y tú serás el
caudillo de Israel."
Así todo el pueblo de Israel coronó al rey David, y ahora lo que le cabe hacer a David es consolidar su reinado.
La conquista de Ierushalaim (versículos 6-10)
Tal como veremos más adelante, cuando se establece (constituye) un reino debe ser definida su ciudad capital. David se dirige a los Iebusim y de un modo un tanto raro (extraño) logra conquistar la ciudad de los Iebusim, la ciudad de Ierushalaim. David fija allí su residencia: “Y habitó David en la fortaleza, y la denominó ciudad de David; y construyó David alrededor, desde el terraplén, ciudad adentro” (versículo 9). Y el fragmento más importante que se repite prácticamente en cada parte: “el Señor, Dios de los ejércitos, estaba con él”. (versículo 4)
Relaciones Exteriores (versículos 11-12)
Un rey fuerte es puesto a prueba no sólo por su reinado sino por las relaciones que establece con los reinos vecinos. Así, por ejemplo, Hiram rey de Sor le envió a David una linda encomienda como presente: “Entonces Hiram, rey de Sor, envió embajadores a David, con madera de cedro y carpinteros y albañiles” (versículo 11). Con la ayuda de estos materiales es construida la casa de David.
Una vez más, el fragmento más importante aparece citado al final: “De esta forma supo David que el Señor lo había confirmado como rey sobre Israel, y que había elevado su reino, por amor de Su pueblo Israel” (versículo 12).
Familia e hijos (versículos 13-16)
En esta instancia, escuchamos acerca de una ampliación adicional de la familia real. El rey David toma más mujeres y concubinas, y tiene más hijos. El texto los detalla con sus nombres: “Estos, pues, son los nombres de los que nacieron en Ierushalaim: Shamúa, y Shovav, y Natán, y Shlomó, e Ivhar, y Elishúa, y Néfeg, y Yafía, y Elishamá, y Elyada, y Elifélet” (versículos 14-16). Esta nómina no es por cierto, una descripción cronológica y según la misma, todos esos niños nacieron ahora. Esta es una síntesis (reseña) de los hijos de David, que parte de ellos nacieron más tarde (por ejemplo Shlomó)
La última Guerra contra los plishtim (versículos 17-25)
David se encuentra frente a su máximo desafío, el mismo desafío que Shaúl no superó exitosamente. David ya combatió contra Amalek, antes de la muerte de Shaúl, y en esa ocasión, a diferencia de Shaúl, logró el objetivo. En estos momentos David se encuentra ante otro objetivo, la guerra contra los plishtim. Esta vez, David le consulta a Dios y Dios le responde, a diferencia de lo que ocurriera con Shaúl, al que Dios no le respondió, por lo que tuvo que recurrir a una pitonisa. David hace tal cual como Dios le indicara: “David, pues, lo hizo así, conforme se lo había mandado el Señor” (versículo 25). Y así logra eliminar la amenaza de los plishtim sobre Israel. De aquí en adelante, no encontraremos más plishtim enfrentando al pueblo de Israel.
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