El segundo banquete (Versículos 1-6)
El capítulo anterior concluyó con el hecho de que Hamán fue llevado sorpresivamente al banquete de Ester. Ajashverosh le pregunta nuevamente a Ester: “¿Cuál es tu petición, oh Ester?, pues te será concedida; y ¿cuál es tu demanda?, que hasta la mitad del reino te será otorgada” (Versículo 2), y en esta ocasión, Ester también responde: “¡Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para que (nos) destruyan, y para que (nos) maten y (nos) exterminen! Que si para siervos y para siervas fuéramos vendidos, entonces hubiera yo callado; bien que el adversario no pudiera resarcir el perjuicio del rey” (Versículo 4). Ajashverosh no entiende a qué se refiere, y pregunta: “¿Quién es ése y dónde está aquel que se atrevió hacerlo así?” (Versículo 5), e inmediatamente, Ester dirige su dedo acusador a Hamán: “Ester respondió: “¡El hombre adversario y enemigo es este malvado Hamán!” (Versículo 6). Y la reacción de Hamán fue que “quedó aterrado delante de la presencia del rey y de la reina” (Versículo 6).
El final de Hamán (Versículos 7-10)
En respuesta a los conceptos de Ester, Ajashverosh “se levantó en su ira”, mientras que Hamán “se puso en pie para rogar por su vida delante de la reina Ester” (Versículo 7), pero en el momento de su ruego, Hamán “cayó sobre el lecho en que se reclinaba Ester” (Versículo 8). Ajashverosh vio a Hamán y se encolerizó aún más: “Y dijo el rey: “¿Aun querrá violentar a la reina,estando ella conmigo en mi casa?” (Versículo 8). Jarboná, uno de los eunucos, recordó el árbol que había preparado Hamán para colgar a Mordejai. Sin vacilar, Ajashverosh instruyó de inmediato, “¡Colgadle a él mismo en la horca!” (Versículo 9), y así fue: “Colgaron, pues, a Hamán en la horca que él había hecho preparar para Mordejai: entonces se apaciguó la ira del rey” (Versículo 10).
Redacción: Netanel Szpigel