La quinta vision (Versículos 1-6)
La quinta visión difiere de las anteriores mencionadas en el libro. Además de la relativa extensión de la misma, aquí Dios no le muestra nada a Amós, sino que se revela Él mismo “Vi al Señor que estaba en pie junto al altar” (Versículo 1). La revelación de Dios en el altar no s preludio de nada bueno, sino de algo malo “Yo los mataré a espada. Nadie huirá; y el que de entre ellos escapare, no será librado” (Versículo 1). El profeta describe cómo Israel no podrán escapar del castigo “Aun cuando cavaren hasta adentro del infierno, de allí Mi mano los sacará; aun cuando subieren al cielo, de allí los haré descender” (Versículo 2). Al final de la visión, figura un cántico de alabanza a Dios y a su grandeza “Aquel que edificó en el Cielo Sus cámaras, y fundó Su bóveda celeste sobre la tierra: el que llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la faz de la tierra; el Señor es Su Nombre” (Versículo 6).
La profecía de la calamidad (Versículos 7-10)
En contraste con el pensamiento del pueblo de Israel que son especiales, el profeta declara que el pueblo de Israel está en el mismo nivel que los otros pueblos “¿No hice subir Yo a Israel de la tierra de Egipto, y a los plishtim de Kaftor, y a los de Aram de Kir?” (Versículo 7), y por lo tanto, también ellos sufrirán el castigo “He aquí que los ojos del Señor Dios están sobre el reino pecador; y lo voy a destruir de sobre la faz de la tierra” (Versículo 8). El profeta enfatiza que a pesar de que Dios destruirá el reino, no hará lo propio con el pueblo: “sólo que no destruiré por completo a la casa de Iaacov, dice el Señor” (Versículo 8), y el castigo se centrará en los pecadores.
Consuelo (Versículos 11-15)
El ultimo fragmento del libro concluye con un consuelo: “En aquel día levantaré el tabernáculo de David, ya caído, y cerraré sus quiebras, y levantaré sus ruinas; y lo volveré a edificar como en los días de la antigüedad” (Versículo 11). El profeta describe cómo Dios hará retornar al pueblo a su tierra “Y haré tornar el cautiverio de Mi pueblo Israel; y ellos edificarán las ciudades asoladas, y las habitarán; y plantarán viñas, y beberán el vino de ellas; harán huertas también, y comerán su fruto. Y Yo los plantaré en su propio suelo; y nunca jamás volverán a ser arrancados de su tierra, que Yo les he dado, dice el Señor, Dios tuyo” (Versículos 14-15).