Las prohibiciones de “desentenderse” (Versículos 1-4)
Este pasaje incluye dos deberes: el primero-la devolución del objeto perdido. Dado el caso que la persona halla un objeto de otra persona, debe devolverle el objeto a su dueño. Si el dueño del mismo se encuentra lejos-aquel que lo encuentra dejar el objeto en su casa “hasta que lo requiera tu hermano” y luego, le reintegrará el objeto. El segundo deber en este pasaje es el de ayudar a la persona cuyo asno o buey han caído en el camino “levantar habrás de levantar con él”. En este párrafo la Torá reitera la prohibición de no desentenderse de la situación, en tres ocasiones.
La prohibición de que la mujer vista una prenda masculina (Versículo 5)
La Torá le prohíbe al hombre vestir indumentaria femenina y a la mujer, usar vestimenta masculina. La mayoría de los comentaristas explicaron que se trata de una sospecha de adulterio y prostitución.
El precepto de Shiluaj Haken, quitar a la madre-ave antes de tomar a sus polluelos (Versículos 6-7)
La Torá prohíbe atrapara a un ave junto a sus polluelos. Se debe sacar a la madre-ave y tan solo después se pueden tomar los polluelos “ya que va a ser bien para ti, y prolongarás días” (Versículo 7). Este mandamiento es una especie de ampliación del precepto citado en el libro Vaikrá: “Y un animal vacuno u ovino, a él y a su cría no habrán de degollar en un mismo día” (Vaikrá capítulo 22, versículo 28)
La obligación de colocar una baranda en su vivienda (Versículo 8)
La Torá compromete a la persona que ha construido una casa, a colocar una baranda en su vivienda, para evitar una caída: “y no pondrás causal de sangre en tu casa” (Versículo 8)
La prohibición de Kilaim (mezclas) y Shaatnez (ropa que contiene mezcla de lino con lana) (Versículos 9-12)
La Torá presenta tres prohibiciones relacionadas con la mezcla de una especie con otra. La primera-no se puede sembrar en el viñedo con dos tipos de semillas. La segunda- no arar el campo con un buey y un asno juntos. La tercera prohibición es la de vestir Shaatnez: lana y lino juntos. Y finalmente, la Torá menciona el precepto de Tzitzit.
El argumento de la falta de doncellez (Versículos 13-21)
En este párrafo, la Torá lidia con un argumento falso de falta de doncellez: el hombre odiaba a la mujer con la que se casó y sostiene que su mujer no era virgen en el momento de contraer enlace. El padre y la madre de la mujer, que tienen en su poder la evidencia de que su hija era virgen, presentan la evidencia ante los ancianos de la ciudad y les explican que se trata de una calumnia. Los ancianos de la ciudad castigan al hombre, y más allá de la multa personal “no podrá divorciarla durante todos sus días” (Versículo 19). En el caso en que el hombre dice la verdad y no fue encontrada una evidencia de que la mujer era virgen, ella es lapidada con piedras.
Leyes del adulterio y violación (Versículos 22-29)
En este pasaje la Torá presenta algunas de las leyes de adulterio y violación de un modo progresivo. Al comienzo, la Torá cita el caso de un hombre y una mujer que mantuvieron relaciones íntimas de común acuerdo, a pesar de que la mujer está casada. La pena de ellos-muerte. El próximo caso es el de una joven virgen que estaba comprometida con un hombre (y es considerada como casada) y un hombre mantuvo relaciones íntimas con ella. Si el hecho ocurrió en la ciudad-ambos deben ser muertos porque la mujer no gritó. Si el hecho tuvo lugar en el campo, se supone que se trata de una violación y por consiguiente, sólo el hombre tiene pena de muerte. El caso más grave es la violación de una joven virgen-más allá del pago de dinero, el violador debe casarse con la mujer que ha atacado “no podrá divorciarla durante todos sus días” (Versículo 29).
Parece que el principio rector de la Torá en cuestiones de violación, es la gravedad del hecho, tal como lo formula la misma Torá: “Pues como si se hubiere erguido un hombre contra su prójimo y lo asesinare, así es la cosa esta” (Versículo 26)
Editado por el equipo del sitio del Tanaj.