Síntesis del capítulo, Eijá 5 (lamentaciones)

Síntesis del capítulo, Eijá 5 (lamentaciones)

La quinta y última lamentación del relato difiere de las otras, por el hecho de no ser alfabética.

El daño al pueblo (versículos 1-10)

La lamentación comienza con un llamamiento a Dios, para que vea lo sucedido: “¡Acuérdate, oh Señor, de lo que nos ha sucedido; mira, y ve nuestro oprobio!” (Versículo 1), y parecería que este llamamiento es la introducción a toda la lamentación. En el primer párrafo, los voceros describen cómo el pueblo resultó afectado como parte de la destrucción, y el aspecto es esencialmente político: “La herencia nuestra ha pasado a extranjeros, nuestras casas a los de tierra extraña” (Versículo 2); “Con el yugo sobre nuestras cervices somos urgidos; cansados estamos, mas no hay descanso para nosotros. A los egipcios hemos extendido la mano, a los de Ashur (también), para saciarnos de pan” (versículos 5-6). Los voceros dan cuenta del hecho del sufrimiento como consecuencia de los pecados de los padres: “¡Nuestros padres pecaron; ellos ya no existen, y nosotros cargamos con sus iniquidades!” (Versículo 7). Luego, enfatizan la hambruna reinante: “Con peligro de nuestras vidas conseguimos nuestro pan, a causa de la espada del desierto. Nuestra piel abrasa, como un horno, a causa de la fiebre (producida) por el hambre” (versículos 9-10)

El daño a las capas de la sociedad (Versículos 11-14)

En este segmento hay una descripción del daño registrado en todas las capas de la sociedad y en contraste con el resto de los fragmentos de la lamentación, señalan:” Violaron a las mujeres en Tzión, a las doncellas en las ciudades de Iehudá. Los príncipes fueron colgados de las manos. y no fue respetada la faz de los ancianos. A los mancebos cargaban con el molino, y los muchachos, caían bajo la carga de leña. Los ancianos han abandonado la puerta (de la ciudad) y los jóvenes, sus instrumentos de música” (versículos 11-14)

El daño a la ciudad y al Templo (versículos 15-18)

En este párrafo, vuelven a hablar los dolientes y se focalizan en el ritual y en el Templo destruido: “Por eso duele nuestro corazón. y a causa de estas cosas se han entenebrecido nuestros ojos: con motivo del monte de Tzión, el cual está desolado: ¡los zorros se pasean por él!” (Versículos 17-18). 

Un pedido de salvación (versículos 19-22)

La lamentación, y todo el libro, concluyen con un llamado a la esperanza. Los dolientes se quejan ante Dios: “¿Por qué Te olvidas para siempre de nosotros, y nos abandonas por largo tiempo?” (Versículo 20), y solicitan: “¡Haznos Volver, oh Señor, a Ti, para que nosotros nos volvamos; renueva nuestros días, (para que sean) como de antiguos tiempos” (Versículo 21), y llegan a la conclusión de que aun si Dios desprecio al pueblo, entonces “ te has airado contra nosotros hasta lo sumo” (Versículo 22).

Redacción: Netanel Szpigel

 

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