El primer versículo de nuestro capítulo es el final del relato anterior del encuentro entre Iaacov y Labán. Labán se separó de su familia “besó a sus nietos y a sus hijas y los bendijo. Luego Labán partió y volvió a su lugar” (Versículo 1).
Iaacov y los ángeles (Versículos 2-3)
Después de que Labán deja a Iaacov lo encuentran “ángeles de Elokim” (Versículo 2). Iaacov denomina a ese lugar Majanaim por considerarlo “Campamento de Elokim” (Versículo 3)
Iaacov se prepara para la llegada de Esav (Versículos 4-22)
Después de que Iaacov se enfrenta a Labán y ya está camino hacia la tierra, ahora debe enfrentarse al peligro por el cual se escapó de su tierra: Esav. Iaacov está interesado en encontrarse con Esav y envía emisarios a fin de observar cómo se encuentra Esav. Iaacov descubre que Esav está con un campamento de cuatrocientos hombres, y siente mucho temor. En esta instancia, Iaacov eleva una plegaria a Dios “por favor, sálvame de la mano de mi hermano, de Esav porque temo que venga y me ataque, a la madre con los hijos” (Versículo 12). Tras la plegaria, Iaacov realiza los preparativos de cara al encuentro con su hermano.
La lucha entre Iaacov y el ángel (Versículos 23-31)
En la previa del encuentro con su hermano y su enfrentamiento con él, Iaacov tiene que enfrentar otro asunto. Iaacov traslada a toda su familia a través del paso de Iabok y él permanece solo al costado del río. Allí, un hombre-ángel lucha con Iaacov “hasta el alba” (Versículo 25). Iaacov es herido en su pierna, y tras el diálogo el ángel le dice a Iaacov “No serás más llamado Iaacov sino Israel, porque luchaste con una fuerza divina y hombres y prevaleciste” (Versículo 29). Iaacov denomina al sitio Peniel “porque vi a Dios cara a cara y mi vida fue salvada” (Versículo 31).
Editado por el equipo del sitio del Tanaj