Nuestro capítulo detalla los pecados del pueblo en distintos ámbitos, y al final le propone al reino de Iehudá cuidarse de no adherir ni apegarse a los pecados del reino de Israel.
Pecados morales (Versículos 1-3)
Los pecados del pueblo: el profeta describe: “por cuanto no hay verdad, y no hay misericordia, y no hay conocimiento de Dios en la tierra” (Versículo 1) y luego detalla “El jurar y el negar (lo jurado), y el asesinar y el hurtar, y el adulterar prevalecen, y un delito de sangre sucede a otro” (Versículo 2). Los pecados derivarán en la destrucción “Por eso se marchitará la tierra, y cuantos habitan en ella desfallecerán” (Versículo 3)
Los pecados de los Cohanim y los profetas (Versículos 4-10)
En este fragmento, el profeta critica a los dirigentes del pueblo, los Cohanim, los Sacerdotes y los profetas: “Mas tú caerás de día, (¡oh sacerdote!) y el profeta juntamente contigo caerá de noche” (Versículo 5). El profeta detalla los pecados de los Cohanim: “puesto que te has olvidado de la ley de tu Dios… (Los sacerdotes) se ceban en el pecado de Mi pueblo y hacia la iniquidad de éste tiende su alma”(Versículos 6-8, y también sus castigos: “Pero el (castigo) del sacerdote será como el del pueblo; le castigaré por su conducta y le daré la paga de sus malas acciones… porque han dejado de hacer caso del Señor” (Versículos 9-10)
Pecados rituales (Versículos 11-14)
En este pasaje, el profeta vuelve a ocuparse de todo el pueblo y acusa a todos de adorar a otros dioses “Sobre las cumbres de los montes ofrecen sacrificios, y queman incienso sobre las colinas, debajo de la encina, el álamo y el terebinto” (Versículo 13). Además del paganismo habitual, el profeta menciona también algunas cuestiones de adivinos “Mi pueblo pide consejo a su palo, y su vara (de adivino) le da respuesta” (Versículo 12). Dios no castigará a los hijos e hijas del pueblo “porque los mismos (hombres) se retiran con las rameras, y ofrecen sacrificios con las prostitutas; así, pues, el pueblo que no entiende se pierde” (Versículo 14).
Advertencia al reino de Iehudá (Versículos 15-19)
El profeta advierte al reino de Iehudá que no aprenda lo que hace el reino de Israel “Si tú, oh Israel, cometes fornicación, al menos no se haga culpable Iehudá, ni lleguen a Guilgal, ni suban a Bet Aven: ni juren: "¡Vive el Señor!"(Versículo 15). El profeta describe al reino de Israel como un novillo indomable, como hombres que, aun habiendo superado el estado de ebriedad, aun se dedican a cometer otros pecados “Cuando termina su embriaguez, se entregan desvergonzadamente a la fornicación; sus príncipes aman entrañablemente su mismo oprobio” (Versículo 18)