El intento de Teshuvá, de arrepentimiento y retorno por parte del pueblo y la respuesta de Hashem (Versículos 1-5)
Después de que en el capítulo anterior, Hashem dijo que habrá de esperar que el pueblo recurra a Él en momentos difíciles, ahora eso sucede. El pueblo despierta y realiza un llamamiento “¡Vengan, volvámonos al Señor, porque Él ha desgarrado, y nos sanará; Él ha herido, y nos vendará… ¡Conozcámosle, pues!, ¡sigamos adelante para conocer al Señor! Su salida está aparejada como el alba; y Él vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía que riega la tierra” (Versículos 1-3). Hashem responde a los conceptos del pueblo pero sostiene que la Teshuvá del pueblo no es completa, sino temporaria “¿Qué te haré, oh Efráim? ¿Qué te haré a ti, oh Iehudá? Vuestra piedad es como la nube matinal, y como el rocío de la madrugada, que luego desaparece” (Versículo 4). La piedad del pueblo es una nube o como el roció, que son pasajeros: Hashem, Dios, deja en claro qué quiere del pueblo: “Porque quiero la misericordia y no el sacrificio, y el conocimiento de Dios más que los holocaustos” (Versículo 6).
La traición del pueblo a Hashem(Versículos 7-11)
Este pasaje retoma la acusación a Israel: “Mas ellos, como hombre vulgar, han transgredido el pacto; allí se han portado traidoramente conmigo” (Versículo 7). El profeta describe cómo Efraim y Iehudá pecan contra Dios “Cosa horrible he visto en la casa de Israel; allí se encuentra fornicación en Efraim; Israel está contaminado. Para ti también, oh Iehudá, está preparada una siega. Cuando Yo pensaba a tornar la gloria de antaño a Mi pueblo” (Versículos 10-11)