La riqueza es un absurdo (Versículos 1-6)
En este párrafo, Kohelet sale en contra del enfoque según el cual la riqueza le da sentido a la persona, y ello debido a que todo es concedido por Dios, y Él también puede alejar a la persona de su riqueza: “El hombre a quien ha dado Elohim riqueza, bienes y honra, y no le falta a su alma de nada que pueda codiciar, empero no le ha dado poder Elohim para comer de ello, ya que hombre ajeno lo habrá de comer: esto es absurdo y dolencia mala es” (versículo 2)
Los esfuerzos de la persona-para el presente y no para el futuro (Versículos 7-9)
En este fragmento, Kohelet argumenta que a la persona no le conviene esforzarse por algo codiciado que esta distante y lejano, sino vincularse con los recursos con los que cuenta ahora “Todo el esfuerzo de la persona es para su boca, pero tampoco el alma se ve colmada” (versículo 7). Por ende, sostiene que “Es mejor la visión de los ojos que el deambular del alma” (versículo 9)-es decir, algo que contemplamos con los ojos es mejor que aquello que anhelamos.
La persona está en manos del Creador (Versículos 10-12)
En este párrafo, Kohelet presenta la impotencia de la persona, ya que su destino se halla en manos de Dios: “Lo que ha sido, ya ha sido proclamado, y es sabido que es persona... mas no podrá contender, con el que es más fuerte que él” (versículo 10). Solo Dios sabe qué es bueno para la persona y qué será de ella: “Pues ¿quién habrá de saber qué es bueno para el hombre en la vida, en los contados días de su vida de absurdidad, y que los considere cual sombra, pues quién habrá de decir al hombre qué es lo que será después de él bajo el sol?” (versículo 12).
Redacción: Netanel Szpigel.