El ataque de los enemigos de Israel (versículos 1-9)
Sanbalat, Tobiá y otros enemigos escucharon acerca del éxito de los hijos de Israel para estabilizar la muralla-y ellos quisieron atentar contra la muralla y el pueblo de Israel: “Y conspiraron todos juntos para venir a luchar contra Ierushalaim y causar disturbio en ella” (versículo 2). Nejemiá y el pueblo elevan juntos una plegaria a Dios, y paralelamente, colocan una guardia para protegerse de un ataque repentino de los enemigos. Tras reiteradas y recurrentes provocaciones, finalmente Dios salva al pueblo de Israel: “Dios desbarató sus planes; entonces todos nosotros volvimos a la muralla, cada uno a su trabajo” (versículo 9).
Protección al trabajo de la muralla (versículos 10-17).
Ahora, hay que proteger a la muralla, y ello se realizará de varias formas: “Y sucedió que desde aquel día la mitad de mis hombres trabajaban en la obra mientras que la otra mitad portaba las lanzas, los escudos, los arcos y las corazas; y los capitanes estaban detrás de toda la casa de Iehudá” (versículo 10). Parte de los hombres cesan su tarea en la muralla, y pasan a desempeñarse solamente como custodios, sin ninguna tarea en la muralla; “Cada uno de los que reedificaban tenía ceñida al lado su espada mientras edificaba” (versículo 12)-deben estar preparados para el ataque y por consiguiente, también los constructores deben estar armados; “ Y el que tocaba el shofar estaba junto a mí” (versículo 12)-más allá de que todos deben estar preparados ante el ataque, se deben utilizar medios disuasivos que sean escuchados-el sonido del shofar; “Hacíamos el trabajo con la mitad empuñando lanzas desde el despuntar del alba hasta que salían las estrellas” (versículo 15)-a raíz de la situación, la tarea continúa sin pausa durante el día, tanto en la guardia como en las tareas de construcción.
Redacción: Netanel Szpigel.