El rey en los días postreros (versículos 1-10)

En este fragmento, Yeshaiahu profetiza sobre una situación futura, en la cual habrá de reinar un rey de la Casa de David que traerá  paz y justicia al mundo. Ese futuro rey se caracteriza por el sentido de justicia “Y la justicia será ceñidor de sus lomos, y la fidelidad el cinturón de sus caderas” (versículo 5). Su acto de impartir justicia promoverá paz en el mundo “Y habitará el lobo con el cordero, y el tigre se acostará junto con el cabrito” (versículo 6). El profeta, incluso finaliza su profecía diciendo que ese rey “se presentará como bandera a los pueblos, y a él vendrán a consultar las naciones, y será gloriosa su morada” (versículo 10). Algunos de los comentaristas están persuadidos de que Yeshaiahu se refiere a Jizkiahu.

La congregación de las diásporas y la victoria de Israel (versículos 11-16).

En este párrafo, el profeta pasa a hablar sobre procesos más amplios: la congregación de las diásporas y la victoria de Israel sobre sus enemigos. El profeta describe la congregación de las diásporas de Ashur (Asiria), de Egipto, de Kush, de Eilam, de Sinar, de Jamat, de las Islas del Mar. La congregación de las diásporas tendrá también incidencia sobre el pueblo “Efraim no envidiará a Iehudá, y Iehudá no hostigará a Efraim” (versículo 13). El profeta culmina la profecía mencionando que habrá “un camino allanado” para el remanente del pueblo de Ashur, y retornarán a la Tierra, tal como sucediera en el éxodo de Egipto.