La profecía (“Masá”) alusiva a Tzor, Tiro (versículos 1-14)
Tzor era una ciudad portuaria del norte y la capital de Tzidón, Sidón (en esa época). Tzor y Tzidón eran ciudades fenicias, ricas y colmadas de abundancia, ya que estaban ubicadas sobre la orilla del mar y tenían un fácil acceso al comercio. El profeta utiliza imágenes del mundo de las personas de Tzor-mar, agua y barcos. El profeta inicia su profecía con la descripción del castigo a Tzor “¡Aúllen, oh naves de Tarshish, porque (Tzor) está desolada, de modo que no hay casa, ni adonde entrar: desde la tierra de Kittim se les dio el aviso” (versículo 1). El profeta le aclara a Tzor que el decreto de su destrucción provino de Dios: “¿Quién ha decretado esto contra Tzor, la repartidora de coronas, cuyos comerciantes son príncipes, y sus traficantes los honorables de la tierra? (versículo 8). De todos modos, el profeta no menciona una destrucción total para Tzor y Tzidón, sino un daño a los recursos de las ciudades. Sanjerib, en su gran campana, escribe así: “En mi tercera campaña, ascendí a la tierra de Jet, Lul, el rey de Tzidón, que estaba abrumado por el temor a mi reino, huyó mucho más allá del mar”.
Una profecía de consolación (versículos 15-18)
Después de setenta años, en los cuales Tzor será olvidada, Dios castigará a Tzor “y ella volverá a su lucro, y tendrá comercio con todos los reinos del mundo, sobre la faz de la tierra” (versículo 17). Los habitantes de Tzor reconocerán a Dios y por ello, las ganancias serán consagradas a Dios: “Pero su ganancia y su lucro serán consagrados al Señor; no serán atesorados, ni serán guardados” (versículo 18). Desde el aspecto histórico, no se conoce algo relacionado con el renacimiento de Tzor, y no queda claro por qué, justamente en alusión a Tzor, hay una profecía de resurrección, a diferencia de los otros pueblos.