La profecía “Ay” alusiva a aquellos que se apoyan en Egipto (versículos 1-3)

Este párrafo es la continuidad del capítulo anterior. Este pasaje, también empieza con el vocablo “Ay”. El profeta reprende a aquellos que se apoyan en Egipto, en lugar de confiar en Dios. El profeta aclara que “los egipcios son hombres, y no Dios, y sus caballos carne, y no espíritu” (versículo 3). El profeta proclama que Dios conducirá a la caída de Egipto, y en todo caso, no tiene sentido confiar en él.

La caída de Ashur (Asiria) y la defensa de Ierushalaim (versículos 4-9)

En este párrafo el profeta hace hincapié en la defensa de Ierushalaim por parte de Dios “Como aves que vuelan (alrededor de su nido), así el Señor de los ejércitos escudará a Ierushalaim; escudando, la librará, y pasando por encima, la salvará” (versículo 5). Los israelitas volverán a servir a Dios, y dejarán de practicar la idolatría. Ashur, el enemigo amenazante de Ierushalaim, caerá bajo la espada de Dios “Y caerá Ashur por espada, mas no de hombre, y espada no de ser humano, le devorará” (versículo 8). El profeta describe la fuga de Ashur y su ejército de la espada. Es posible que el profeta refiere a la maravillosa salvación como parte de la expedición de Sanjerib.