Yeshaiahu capítulo 5

El cantico del viñedo (versículos 1-7)

En esta profecía, el profeta presenta un cantico alusivo a la viña “Tuvo mi amado una viña en una colina feraz” (versículo 1). A pesar de que el dueño de la viña puso mucho esfuerzo en su viñedo, el mismo no dio frutos, sino “agraces” (uvas no aptas para la elaboración de vino). Tras la descripción, el profeta se dirige a los habitantes de Ierushalaim para que realicen un juicio entre él y el viñedo. El profeta no espera una respuesta, sino que anuncia “Ahora, pues, dejen que les haga saber lo que voy a hacer a mi viña: Quitaré su seto (cerca) vivo, y será pastada; derribaré su albarrada, y será hollada” (5), el dueño del viñedo lo abandona. Tras el detalle sobre el abandono del viñedo, el profeta aclara-, el viñedo son los hijos de Israel, Dios “esperaba equidad, y he aquí falta de equidad; justicia, y he aquí clamor” (versículo 7).

La profecía del “Ay” (versículos 8-23)

En este fragmento hay seis párrafos que contienen la expresión de lamento “Ay”. En cada uno de ellos, el profeta “manifiesta su lamentación” por un grupo diferente del pueblo que se comporta de manera amoral: intrusos, borrachos y libertinos, grandes pecadores, cínicos y no creyentes, y otros. Para algunos de estos grupos el profeta avizora un duro final y a otros, sólo les recuerda sus pecados.

La profecía de la calamidad (versículos 24-30)

Este párrafo comienza con el vocablo hebreo “Lajén”, “Por lo tanto”, y señala que la calamidad aquí mencionada viene como consecuencia de los pecados del párrafo anterior. El profeta asemeja la calamidad a un fuego que lo quema todo y no deja nada. Dios convoca a los pueblos no judíos para castigar a Israel y el enemigo estará firme y decidido a causarles daño: “No hay cansado ni hay quien tropiece entre ellos; ninguno dormita ni duerme” (versículo 27, y compárenlo con “Pues el Guardián de Israel no dormita ni duerme”, Tehilim, Salmos, capítulo 121, versículo 4).