Bendición (versículos 1-5)
Dios bendice al pueblo con una bendición doble: una bendición espiritual: “derramaré Mi espíritu sobre tu linaje”, y una bendición material: “como Yo derramo aguas sobre la tierra sedienta, y corrientes sobre el sequedal” (versículo 3). La bendición que cierra este párrafo es que todo el pueblo de Israel habrá de servir a Dios: “Éste dirá: "¡Del Señor soy yo!" Y ese otro se llamará del nombre de Iaacov; y aquel escribirá en su mano: "¡Del Señor!" Y del nombre de Israel se apellidará”(versículo 5). Hay comentaristas que explican que la última bendición está dirigida a las naciones del mundo que quieran formar parte del pueblo de Israel.
Desprecio por la idolatría (versículos 6-20)
Este párrafo se inicia con la declaración de que Dios es el primero y el último “y fuera de Mí no hay Dios” (versículo 6). Tras esta declaración, el profeta describe burlonamente cómo los paganos construyen estatuas y les creen. Así, por ejemplo, describe cómo un hombre corta madera para distintos fines como comida y calor, y de los restos de la madera construirá una estatua, a la cual le rezará y le pedirá que lo salve: “Y así le sirve al hombre para arder; pues toma parte de ellos y se calienta; sí, la enciende y cuece pan... Parte de él la quema en el fuego; con parte de él come carne; adereza asado... ¡Y de lo que sobra hace un dios, escultura suya; se postra ante él, y lo adora, y le hace oración, y dice: "¡Librame, porque tú eres mi dios!" (versículos 15-17).
Dios redimirá a Israel (versículos 21-23)
El profeta se dirige al pueblo y le solicita “¡Acuérdate de estas cosas, oh Iaacov, e Israel, porque tú eres Mi siervo!” (versículo 21). Dios borrará los pecados y las faltas en la previa de la redención “He borrado, como nublado, tus transgresiones, y como una nube, tus pecados; ¡vuélvete a Mí, porque Yo te redimo!” (versículo 22) y así también, todo el universo se alegrará con la redención de Israel “¡Rompan en alabanzas, montañas, selva y todo árbol que hay en ella; porque el Señor ha redimido a Iaacov, y se glorifica en Israel!” (versículo 23).
Dios promueve el ascenso de Koresh a fin de redimir a Israel (versículos 24-28)
Dios cumplirá su promesa-destruirá a Bavel y redimirá a Ierushalaim, tal como lo profetizaran los profetas y en contraste con los clarividentes de los otros pueblos. Es Dios el que decreta que Koresh sea parte de la redención de Ierushalaim: “el que dice de Koresh: "Pastor Mío es, que cumplirá toda Mi voluntad!," y dirá a Ierushalaim: "¡Será reedificada!", y al templo: "¡Serán echados tus cimientos!" (versículo 28).