Sólo pidan

Sólo pidan

Dios se lamenta de que Israel no lo buscó antes de la destrucción ni después. Ahora el pueblo de Israel se dirige a Dios pidiendo que los recuerde para bien, y en verdad, a pesar de toda la historia negativa, Dios, bendito sea Él, promete que la salvación no tardará en llegar.

Dios reprende a Israel por adorar ídolos y provocar su enojo con sus acciones (versículos 2-7), y por no dirigirse a Él ni invocar Su nombre en tiempos de angustia y aflicción (versículo 1). Su comportamiento demuestra claramente que no ven a Dios, como el referente para lo que sucede en el mundo, a pesar de que Él es el Creador y Supervisor aquí, en nuestro mundo.

Y he aquí que poco antes de que aparezca este reproche en las palabras del profeta, aparece una súplica directa del pueblo de Israel a Dios, pidiendo que no se enoje con nosotros sino que recuerde que somos su pueblo y mire la desolación de las ciudades santas y Ierushalaim, y el Beit HaMikdash, el Gran Templo destruido y quemado (capítulo 64, versículos 8-10).

Esta solicitud no regresa vacía. Dios recoge el guante que se le ha tendido y promete que no destruirá al pueblo de Israel, sino que salvará de ellos una simiente para su continuidad (versículos 8-9), y solo aquellos que verdaderamente abandonaron a Dios, no encontrarán descanso. Dios está dispuesto a abrir una nueva página con el pueblo de Israel a pesar de todos los enojos que le causaron, a crear nuevos cielos y nueva tierra sin ninguna huella negativa del pasado (versículo 17).

Todo esto se hará con alegría y regocijo con la renovación de la ciudad de Ierushalaim, su nuevo florecimiento y su reconstrucción como al principio. Incluso la situación en general será mejor que antes, no habrá dolor en absoluto ni muerte, y los días se alargarán en el reino. Dios desea mucho nuestro bien, pero todo lo que necesitamos hacer es sólo dirigirnos a Él y pedir.

 

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