El libro de Ester concluye con el gran elogio a Mordejai, quien a pesar de su grandeza permaneció conectado con su pueblo.
El final de la Meguilá es como su inicio.
El libro de Ester concluye con el gran elogio a Mordejai, quien a pesar de su grandeza, quedó unido a su pueblo.
El final de la Meguilá es como su inicio.
En el comienzo hemos visto a Ajashverosh en su apogeo, y con esa grandeza terminamos. Pero junto a Ajashverosh, logran llegar a un buen final también Ester y Mordejai. La cuestión de Ester ya la concluimos en la sección anterior, no haya nada para contar acerca de ella, fuera del tema de Purim. Pero Mordejai agregó grandeza, buen nombre y buenas acciones tanto a ojos del rey como a ojos de sus hermanos del pueblo de Israel.
Y ese es el gran elogio para Mordejai y para todo judío que logra grandeza en la corte de un rey no judío, que a pesar de que es alguien importante para los no judíos, no se aleja de su pueblo sino que intenta beneficiarlo y “hablar paz”. Y con este gran elogio finaliza el libro de Ester, y principalmente “paz a toda su descendencia”, que todas las bendiciones terminan con la paz.
El agregado “paz a toda su descendencia” alude a los conceptos del profeta “entonces tu paz fuera como un río… tu linaje también fuera como la arena” (Yeshaiahu 48, 18-19).
Extraído del comentario “Daat Mikrá”, ediciones “Mosad HaRav Kuk”, Ierushalaim, síntesis del capítulo 10 .