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¿Por qué inquietaba a Moshé que se le preguntaría
“Cuál es Su Nombre”? (v.13)
SFORNO: Los nombres de una persona aluden a cualidades
específicas que posee. Estas cualidades hacen que la persona actúe
de una manera particular.
Por lo tanto, a Moshé le preocupó que el pueblo judío le
preguntaría: “¿Con qué atributo —aludido por Su Nombre— Dios te
envió a redimirnos?”
RAMBÁN: Moshé no temía el pueblo judío pudiera dudar de la
existencia de Dios. Más bien, le preocupó que ellos preguntarán:
“¿Con qué Nombre nos redimirá Dios?” Dado que cada Nombre de
Dios refleja una de Sus diferentes actividades, el pueblo judío querrá
saber la manera en que la redención de Egipto tendrá lugar. ¿Será
mediante los Nombres El Shadái (que Dios mismo reveló a los
Patriarcas — véase el comienzo de Parshat Vaeirá) con los que se
ocultan los milagros de Dios? ¿O será mediante el Nombre que
implica la suprema piedad Divina, lo que significa que tendrían
lugar milagros visibles?
¿Cuál era el significado de la respuesta de Dios: “Seré lo
que seré”? (v. 14)
RASHBÁM: La palabra hebrea eheié/ (lit.: “seré”) es, de hecho,
un Nombre de Dios. El nombre sugiere que “Yo puedo hacer
aquello que prometo”.
RAMBÁM: El Nombre Eheié se refiere a Dios, describiendo cómo Su
existencia es absolutamente imperativa, en contraste con los seres
creados cuya existencia es condicional. En este espíritu, el vers. 14
reza: “el Ser Existente que es el Ser Existente” (Guía de los Perplejos I:63).
ABARBANEL: Así, con este Nombre, Moshé podrá convencer al
pueblo judío de que no había sido enviado por un ángel o algún
otro mensajero celestial, sino por Dios Mismo.
RASHI: “Seré lo que seré” significa: “Yo estaré con ellos en su
actual momento de necesidad, tal como estaré con ellos en el
tiempo de persecuciones futuras”.
RAMBÁN: En otras palabras, Dios decía a Moshé: “No te preocupes
por cuál es Mi Nombre. Todo lo que el pueblo judío tiene que saber
es que Yo estaré con ellos a lo largo de todos sus sufrimientos. Y
cuando clamen, Yo les contestaré”. Así, la interpretación de que
“seré lo que seré” es algún tipo de Nombre de Dios, es incorrecta.
Torat Menajem
RASHI RECHAZA LA INTERPRETACIÓN DE QUE DIOS DIJO A MOSHÉ
SU NOMBRE (V. 14)
Rashi explica que la respuesta de Dios a la pregunta de Moshé (sobre Su
Nombre) fue: “Yo estaré con ellos en su actual momento de necesidad, tal
como estaré con ellos en el tiempo de persecuciones futuras”.
Obviamente, Rashi no coincide con aquellos comentaristas que
sugieren que Dios dijo a Moshé que contara a los judíos Su verdadero
Nombre (Rashbám, Rambám y Abarbanel). Más bien, según Rashi,
Dios respondía con palabras de aliento para transmitir al pueblo judío [En
esto, Rashi coincide con Rambán].
Sin embargo, esta postura de Rashi parece desviarse del significado
simple del texto. ¿No debería ser la respuesta a la pregunta “¿Cuál es Tu
Nombre?” nada más que un nombre? ¿Por qué rechazó Rashi la
explicación simple de que “Eheié asher Eheié” es un Nombre de Dios?
RASHI RECHAZA LAS INTERPRETACIONES DE SFORNO Y RAMBÁN
Sforno y Rambán escriben que Moshé preguntaba a Dios: El pueblo
judío me preguntará “Cuál es Su nombre”, o sea, “¿Cuál de Sus atributos
empleará El para redimirnos?”
Sin embargo, Rashi rechaza esta interpretación, como un tanto
inadmisible. Después de todo, lo principal aquí era la noticia de redención
que Moshé iba a dar al pueblo judío. Exactamente cómo ésta tendría
lugar no era tan importante que fuera crucial una explicación aquí, al
comienzo mismo. Y mientras era posible que el pueblo judío hiciera
semejante pregunta, ciertamente no era seguro. ¿Por qué, entonces, la
reacción inmediata de Moshé a Dios fue: “cuando ellos me digan: Cuál
es Su Nombre”, como si fuera inevitable?
Debido a estos problemas Rashi rechazó la interpretación de la
pregunta de Moshé sostenida por Sforno y Rambán.
LA EXPLICACIÓN
A Rashi le inquietó un problema muy pertinente en la pregunta de
Moshé: “ellos me dirán: Cuál es Su Nombre”: ¿Cómo puede ser que el
pueblo judío no sepa el Nombre de Dios? En este versículo mismo, Moshé
dice: “Cuando yo vaya a los Hijos de Israel y les diga: El Señor de sus padres me ha enviado a ustedes”. De esta declaración vemos que Moshé
estaba plenamente enterado de una intacta tradición de creencia en Dios
en el pueblo judío. Obviamente, si ellos eran conscientes de la existencia
de Dios, deben haberse referido a El por algún nombre en particular,
especialmente al dirigirse a El en plegaria, etc.
Entonces, ¿por qué preocuparse de que el pueblo judío preguntaría:
“Cuál es Su Nombre”?
Por lo tanto, concluyó Rashi, Moshé sentía aprehensión no a una
pregunta del pueblo judío (como sugieren Sforno y Rambán), sino a un
desafío. Habiendo sufrido dura labor esclava y la matanza de miles de
niños judíos, tendrían una seria queja: “Si tanto se preocupa Dios de
nosotros, y dice: ‘Ciertamente he visto el sufrimiento de Mi nación que
está en Egipto, y he oído su clamor causado por sus capataces, pues he
reconocido sus dolores, etc.’ (arriba v. 7-9), ¿por qué nos puso en esta
situación en primer lugar?”
Y ésta era la preocupación de Moshé. Cuando vaya al pueblo judío y
diga: “El Señor de sus antepasados me ha enviado a ustedes” (v. 13),
ellos claramente replicarán: “¿Cuál es Su Nombre?” O sea, ¿qué tipo de
“nombre”, o conducta, es ésta de que nos escucha sólo después de dura
labor y el asesinato de nuestros hijos? Por lo tanto, Moshé dijo a Dios:
“Qué he de decirles”, pues sentía que su queja era justificada.
Por consiguiente, Rashi explica que Dios contestó: “Yo estaré con ellos
en su momento de necesidad”. O sea, no es que Dios pase por alto el
sufrimiento del pueblo judío. Más bien, El participa de su dolor, como
declara el versículo: “Todo el dolor de ellos es también Su dolor” (Isaías
63:9; comp. con Rashi al v. 2, arriba).
Esto, sin embargo, suscita una pregunta: Si tanto Le duele a Dios, ¿por
qué permite que suceda?
Para encarar este problema, Dios dio una respuesta adicional (v. 15):
“El Señor también dijo a Moshé: ‘Así dirás a los Hijos de Israel: Dios (Havaiá), el Señor de sus antepasados, el Señor de Avraham, el Señor de
Itzjak, y el Señor de Iaacov me ha enviado a ustedes. Este es Mi Nombre
eterno...’”.
Este versículo enfatiza dos cosas:
a) Se emplea el Nombre Divino Havaiá (el Tetragrámaton) indicando
Su atributo de Piedad.
b) Dios dice en referencia a este nombre que “éste es Mi Nombre
eterno”.
La palabra “eterno” (leolám/) aparece escrita aquí faltándole una
letra vav/, indicando que “Mi Nombre” (el Tetragrámaton; la piedad
Divina) está oculto.
Así, Dios explicaba a Moshé que durante el exilio El sí Se compadece
del pueblo judío, pero esta cualidad está oculta.
LA PIEDAD DIVINA DURANTE EL EXILIO
Aún se podría preguntar: Si la compasión de Dios está oculta, ¿qué
beneficio práctico reporta?
Para responder a esta pregunta, el versículo continúa: “Y así es cómo
Yo he de ser recordado en cada generación”. Rashi explica que Dios
enseñó a Moshé cómo debía pronunciarse este Nombre oculto. Esto se
refiere a la ley judía de que está prohibido pronunciar el Tetragrámaton
(Havaiá) y en cambio se usa la palabra Adonái (“mi Señor”).
Esta ley tiene una doble implicación: Por un lado, está prohibido
pronunciar el Tetragrámaton, indicando que la piedad de Dios
(representada por este Nombre) está oculta. Pero, por el otro, el término
Adonái no es una alternativa al Tetragrámaton usada en tiempos de exilio
sino, más bien, un sustituto. Así, cuando el judío usa el término Adonái
realmente se refiere al Tetragrámaton mismo.
Por consiguiente, esta ley trae a luz la naturaleza del atributo de piedad
de Dios durante el exilio. Por un lado está oculto (no pronunciado). No
obstante, por el otro, es activo (nos referimos a él directamente). Así,
enseñando a Moshé esta ley, Dios explicó Su aparentemente paradójico
comportamiento de piedad durante el exilio. Pues tal como el
Tetragrámaton, la piedad de Dios está presente y activa en el exilio, pero
sus efectos están ocultos.
Ahora Moshé tenía una respuesta completa a la pregunta que el pueblo
judío haría sobre las actitudes, o “nombre”, de Dios.
(Basado en Likutéi Sijot, Vol. 26, pág. 19 y ss.)