Los cínicos no comprenden, como tampoco lo entendió el joven amalekita, que más allá de todas las disputas, David sentía un enorme amor por Shaúl y su hijo Yehonatán.
El episodio del amalekita que mató a Shaúl, plantea una serie de interrogantes:
¿Por qué David mató al amalekita como si fuera el asesino del rey Shaúl, si él lo mató a Shaúl ejecutando el propio pedido del rey? En el capítulo anterior se relata que el escudero de Shaúl mató al rey, mientras que el amalekita relata que él mató a Shaúl, ¿acaso el relato del amalekita es creíble? Dijo el cínico: todo es cínico, y todo es político. David comprendió que era el momento de asumir el reinado. Si él fuera reflejado como enemigo de Shaúl, pues muchos habrían de oponérsele, pero si se reflejara como alguien que quiere al rey que mató a aquel que mató al rey, seguramente le será favorable. Del mismo modo, la lamentación de David dedicada a Shaúl y a su hijo Yehonatán, es interpretada como la poesía de un hombre frío y alienado, que sabe que ésta es la forma de acceder al trono, y con la publicación del cántico logrará la adhesión de todo el pueblo.
Resulta difícil responderle al cínico e intentaremos comprender la esencia del relato.
¿Qué hacía este amalekita en el campo de batalla? Aparentemente, así como las aves rapaces sobrevuelan cadáveres y carroña, del mismo modo lo hacen aquellos ávidos por el lucro y el botín, que se dirigen al campo de batalla para tomar las pertenencias de los caídos en combate. Si efectivamente, esas eran sus acciones en el campo de batalla, pues su descripción plantea algunos interrogantes: “Y al tercer día, he aquí, un hombre llegó del campamento de Shaúl con sus ropas rasgadas y polvo sobre su cabeza, y al llegar ante David, cayó en tierra y se postró. Y David le dijo: ¿De dónde vienes? Y él le respondió: Me he escapado del campamento de Israel. David le dijo: ¿Qué aconteció? Te ruego que me lo digas a mí. Y dijo: El pueblo ha huido de la batalla, y también muchos del pueblo han caído y han muerto; también Shaúl y su hijo Yehonatán han muerto” (Versículos 2-4).
Toda la descripción recuerda el relato del hombre que le notifica a Elí sobre la muerte de sus hijos:
¿Acaso el relato del amalekita es creíble? Dijo el cínico: Todo es cinismo y todo es política. David comprendió que era el momento de asumir el reinado. Si él será reflejado como enemigo de Shaúl, habrá muchos que se opondrán, pero si habrá de reflejarse como aquel que quería al rey, al matar a aquel que atento contra el rey, dicho acto le será sumamente beneficioso. Así también, el cántico de lamento de David por Shaúl y su hijo Yehonatán, es interpretado como el cántico frio y alienado de aquel que sabe que esta es la vía de acceso al reinado, y con la publicación del cantico, lograra la adhesión de todo el pueblo.
¿Qué hacia este amalekita en el campo de batalla? Parece que así como las aves rapaces que se alimentan de cadáveres y carroña, del mismo modo, los que persiguen la codicia y el botín lo hacen con los caídos en el campo de batalla. Si efectivamente, eso es lo que hacía en el campo de batalla, he aquí que su descripción sorprende: “Y al tercer día, he aquí, un hombre llegó del campamento de Shaúl con sus ropas rasgadas y polvo sobre su cabeza, y al llegar ante David, cayó en tierra y se postró. Y David le dijo: ¿De dónde vienes? Y él le respondió: Me he escapado del campamento de Israel. David le dijo: ¿Qué aconteció? Te ruego que me lo digas a mí. Y dijo: El pueblo ha huido de la batalla, y también muchos del pueblo han caído y han muerto; también Shaúl y su hijo Yehonatán han muerto (Versículos 2-4)
Toda la descripción recuerda el episodio del que le anuncio a Elí sobre la muerte de sus hijos).
Y un hombre de Biniamín corrió del campo de batalla, y llegó aquel mismo día a Shiló, con sus ropas rotas y polvo sobre su cabeza… Y el hombre dijo a Elí: Yo soy el que vine del campo de batalla. Yo escapé del campo de batalla hoy. Y dijo: ¿Cómo fueron las cosas, hijo mío? Respondió el mensajero y dijo: Israel ha huido delante de los Pelishtím, y también ha habido gran matanza entre el pueblo, también han muerto tus dos hijos, Jofní y Pinjás, y el arca de Dios ha sido tomada…(Shmuel I, capítulo4, versículos 12-16-17.
El hombre de Biniamín fue un combatiente que sintió el impacto de la derrota, mientras que el relato del amalekita es otro. Vino a apoderarse de los objetos de los caídos, y al ver a Shaúl y sus elementos, pensó que encontró un tesoro. Como aquel que persigue la codicia, se disfrazó de doliente por la derrota de Israel, con ceniza sobre su cabeza, y entre las lágrimas mentirosas pensó que si le da la corona a David, pues recibirá una gran recompensa por su noticia. Y ese amalekita no comprendió que aún en el momento en que David pudo hacerlo, no atentó contra Shaúl “pues, ¿quién ha extendido su mano contra el ungido del Señor y ha quedado impune? (Shmuel I, capítulo 26, versículo 9). Y ya sea si el relato del amalekita en referencia a que lo mató a Shaúl es correcto o no, debe morir. Y ese amalekita, al igual que el cínico que leyó el capítulo, no comprendió que más allá de todas las disputas, David sentía un gran amor por Shaúl y su hijo Yehonatán.
Gentileza sitio 929