Todo depende del pueblo

Todo depende del pueblo

Tzión, Ierushalaim y el Día de Dios son lugares y momentos poderosos. Pero la dirección en la que se dirigirá este poder,  depende del pueblo.

En la profecía del final de los días, Yeshaiahu promete a la gente de Iehudá: “Porque de Tzión saldrá la Torá y la palabra de Dios de Ierushalaim” (Yeshaiahu capítulo 2, versículo 3). A diferencia de ello, Amós profetiza a Israel: “El Señor rugirá desde Tzión, y desde Ierushalaim dará Su voz” (Versículo 2). Pero este rugido y esa voz no contienen Torá y alegría, sino “y se enlutarán las praderas de los pastores, y se secará la cumbre del Carmel” (Versículo 2). Todo lugar donde el rebaño puede pastar se secará como consecuencia del rugido de Dios, incluso el verde Carmel.

¿Por qué Amós elige utilizar precisamente a Tzión y Ierushalaim a fin de transmitirle al reino del norte la profecía de la destrucción? Aparentemente, el mensaje de Amós s algo más que una específica profecía de la destrucción.

Ya en el inicio de su profecía, Amós le explica al pueblo lo que muchos profetas que lo precedieron intentaron explicar y no lo lograron (y así, aparentemente, también Amós) de que Tzión y Ierushalaim no son una compañía de seguros. Así también el Día de Dios, aparentemente, esperado por el pueblo, a partir de la ilusión de que habrá de ser un buen día. Tzión, Ierushalaim y el Día de Dios son lugares y momentos poderosos. La dirección en la que se dirigirá este poder,  depende del pueblo.

Si el pueblo se habrá de comportar adecuadamente-el Día d Dios será luz, y de Tzión y Ierushalaim saldrán la Torá y la palabra de Dios. Pero si el pueblo no tendrá la conducta apropiada, el Día de Dios será oscuridad y no luz, y de Tzión y de Ierushalaim no saldrá la Torá sino un rugido, que convertirá a toda la tierra en desierto.
Gentileza sitio 929

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