Los capítulos siguiente tratan acerca de numerosas leyes que refieren a daños ocasionados. Queda claro que la Torá no tiene interés en castigar al individuo que provoca el daño, sino que lo más importante es que dicho individuo debe reparar el daño ocasionado, indemnizar al damnificado, y de ese modo mejorar el mundo.
La sección no está dividida entre las leyes del individuo que provoca el daño y el dinero del mismo, sino entre las leyes del damnificado y su patrimonio.
Incluso el individuo que ocasiona un daño a través de su dinero está causando perjuicio, y es como un ladrón.
Es por ello que la Torá comienza con las leyes alusivas al pozo, donde no existe posibilidad alguna de acusar al pozo. Es el individuo el que abre el pozo y él es el responsable del daño. Luego plantea el caso de un toro que no fue cuidado por su dueño, y tan solo después robó.
El ganado que se encontraba pastando en un campo ajeno, también es responsabilidad del individuo que inició el fuego.
E incluso el fuego originado por sí mismo, “Cuando se originare un fuego” está bajo responsabilidad del “que iniciare el incendio” (Capítulo 22, versículo 5)
Esta lectura en la sección nos enseña que el tema de la misma no es el individuo que provoca el daño sino el damnificado.
El mensaje de la sección no es que se debe castigar al que provoca el perjuicio sino que se debe indemnizar al damnificado.
La lectura de esta sección tiene muchas derivaciones, siendo la que más se destaca la del “Ojo por ojo” (Capítulo 21, versículo 24). Si el mensaje del caso es que se debe reparar el daño, la extracción del ojo de aquel que provocó el daño no resuelve ningún problema. Más aún cuando la palabra “por” a lo largo de la sección tiene la connotación de intercambiar un elemento por otro. Este vocablo no es generalmente utilizado para el castigo, “pagar habrá de pagar un toro en compensación” (Capítulo 21, versículo 36), esto significa que compensará la carencia del perjuicio y le entregará otro toro en compensación por el que le falta. El objetivo es reparar el mundo y no castigar al transgresor, ya que el damnificado no tendrá beneficio alguno en caso que se matara al toro del que provocó el daño, o si le extraemos un ojo al individuo que causa el perjuicio!!
A partir de ello debemos explicar también de un modo similar la venta del ladrón como esclavo. Aquí, el mensaje es que lo más importante es que el daño sea reparado. Que el damnificado reciba lo suyo. El ladrón debe pagar, y si no tiene posibilidad de hacerlo-que se venda a sí mismo como esclavo.