Hoshea trae aquí una profecía antigua de la época de la Casa de Ajab. ¿Quién es Gomer y quien es Lo Rujama? ¿Y cómo se vincula el desierto con el episodio?
En nuestro capitulo, Hoshea realizó un paso adicional asombroso y trae una profecía antigua, una profecía del periodo de Ajab, y la misma es el contexto para los personajes y los nombres del capítulo 1.
¿Cómo lo sabemos? La profecía describe “el ritual del Baal” con colores intensos y claros, que Izevel (“no mi esposa”) trajo a Shomrón, y su hija Ataliá (“LoRujama”) ingresó a Ierushalaim. Yehu hijo de Nimshi y Yehoiadá el Cohen, el Sacerdote, destruyeron por completo los templos del Baal (Melajim II, capítulo 10, versículos 15-28; capítulo 11, versículo 18). En la época de Yarovam hijo de Yoash, todo esto ya era un recuerdo histórico lejano.
El castigo por el culto al Baal en la profecía antigua fue el retorno al desierto, al igual que en el éxodo de Egipto, a fin de purificarse y luego regresar a la Tierra “y ella responderá allí (a la llamada del Señor) como en los días de su mocedad, es decir, como en el día que subió de Egipto” (Capítulo 2, versículo 17); y en efecto, el movimiento profético en los tiempos de Eliahu y Elisha huyó al desierto a raíz de la persecución de Izevel, y el desierto se convirtió en una forma de vida para los profetas, hasta en una cosmovisión.
Eliahu se escondió en “el rio Kerit sobre el Iardén” (Melajim I, capítulo 17, versículo 3), y tras el evento en el Monte Carmel se escapó a Joreb (Melajim I, capítulo 17, versículo 19); Elisha y los hijos de los profetas tenían un sitio refugio en Ieijó y en el Iarden (Melajim II, capítulo 2, versículos 18-22; capítulo 4, versículos 38-44; capítulo 6, versículos 1-7); Yehonadav hijo de Rejab, el padre de la ideología “desértica” (Irmiahu capítulo 35, versículos 6-10), era el principal socio en la destrucción del culto al Baal por parte de Yehu (Melajim II, capítulo 10, versículos 15-16).
La profecía antigua comenzó diciendo “Contiendan contra vuestra madre (Shomrón de Izevel), contiendan, porque ella no es mi mujer, ni yo soy su marido…”, y concluye con un compromiso puro (sin el “Baal) y como en la profecía de “los días postreros” en Yeshaiahu (Capítulo 2, versículos 2-4), aquí también debe leerse la apertura como parte del final.
”Y le dije a Lo Amí (la Casa de Ajab) tú eres mi pueblo
Y él dirá Mi Dios-
Sin embargo, el número de los hijos de Israel será como la arena del mar…
y al que dije que no era Mi pueblo (Ló Ami), (le diré): "¡Pueblo Mío eres!", y él (Me) dirá (a Mí): ¡Tú eres mi Dios!
Porque es grande el día de Izreel
Díganles a sus hermanos Amí
Y a sus hermanas Rujama”
Gentileza sitio 929