La mujer de Tkoa “sólo” quería evitar la venganza y que sus brasas se extinguieran, no obstante, finalmente, ¿cuál fue el resultado?
La sabiduría no es necesariamente lo mismo que el bien y la honestidad, y hay sabios que la utilizan para el mal. Así se define en la Guemará (Sanhedrín 21a) el consejo de Ionadav a Amnón (capítulo 13, versículo 5), que derivó en la violación (tortura) de Tamar. También sabía que sólo Amnón murió porque Abshalom se vengó (capitulo 13, versículos 32-33). La mujer sabia de Tkoa colaboró con Yoav en el esfuerzo por persuadir a David a fin de que restituyera a Abshalom, y luego, también perdonarlo, y todo ello condujo al desastre de la rebelión de Abshalom.
La parábola de los dos hijos recuerda a Cain y a Hevel-“lucharon entre sí en el campo, y no habiendo quien los separara…” (capítulo 6). El castigo de Cain en la Torá fue la expulsión de la tierra, y ese precisamente fue el castigo de Abshalom, que se fue de Ierushalaim y escapó a Gueshur. La anulación del exilio no se desprende en absoluto de la parábola de la mujer de Tkoa, quien “sólo” quiso evitar la venganza y que sus brasas se extinguieran (versículo 7). Por el contrario, la anulación del exilio de Abshalom fue lo que condujo a la extinción de las brasas, ya que también Amnón fue muerto, y también el rebelde Abshalom. Yoav, quien lo trajo nuevamente a Ierushalaiam por la sabiduría de la mujer de Tkoa, es el que lo ejecutó en la encina (capitulo 18, versículo 14) y detuvo esta terrible guerra.
A continuación, leeremos acerca del consejo de Ajitofel para vengarse de David sobre la azotea, al intimar con las concubinas de David “a los ojos de todo Israel” (capítulo 16, versículos 21-22), y sobre su consejo de la rápida eliminación de David y sus hombres en esa misma noche (capítulo 17, versículos 1-2). El consejo de Ajitofel era considerado “como si uno consultara la palabra de Dios” (capítulo 16, versículo 23). Pero se trata de una sabiduría cruel, sin una chispa de bien y buenas acciones.
Tal vez, en rotundo contraste con todo esto, surgió el enfoque contundente de los proverbios de Shlomó (principalmente, en los capítulos 1-9), y conforme a ellos la sabiduría y la ética convergen “El temor del Señor es el principio de la ciencia”, y genera firmes advertencias contra la seducción de la separación entre la sabiduría y la ética-“los necios desprecian la sabiduría y la instrucción” (capítulo 1, versículo 7).
Gentileza sitio 929