¿De dónde sacó Iosef las fuerzas para estar a la altura de la prueba ante la mujer de Potifar? Tenía todas las razones para asimilarse a la cultura egipcia, pero la imagen de su padre en la ventana le recordaba que no estaba solo.
Cuando la esposa de Potifar intentó seducir a Iosef, ya habían transcurrido diez años desde su desconexión de su tierra natal y de la casa de su padre, y se encontraba solo, sin conocidos ni amigos en la casa de la esclavitud, entre egipcios lascivos. No le debe nada a nadie. Por el contrario, la vergüenza del pozo y todo lo que sus hermanos le hicieron le puede dar la “aprobación” para darle la espalda a todo su pasado, e integrarse en la cultura egipcia que le exhibe todos sus placeres. Y efectivamente, tiene asidero sostener que Iosef, en cierta medida, se sintió atraído por esta vil cultura: sobre el versículo: “Y losef era de bella prestancia y de hermoso semblante” (Versículo 6) el Midrash señala: “ que comenzó a arreglarse para embellecerse y utilizar zapatos con tacos altos” (BereshitRabá, 84,3)
Y a pesar de ello Iosef estuvo a la altura de la prueba decisiva: “él abandonó su ropa en su mano y huyó y salió afuera” (Versículo 12). Ciertamente, la señora de Potifar no comprende el sentido de la fuga, y para ella todos los dilemas morales de Iosef son el “lenguaje de brujos”. Pero en el corazón de Iosef resuena su grito, que está dirigido más a sí mismo que a ella: “¿cómo habré de hacer esta gran maldad y habré de pecar ante Elohim? (Capítulo 39,Versículo 9).
¿De dónde extrajo Iosef las fuerzas para salir airoso de la prueba? Nuestros Sabios, en el Tratado de Sotá (36, carilla 2) revelaron parte de las profundidades de su alma y dijeron: “en ese momento asomó el retrato de su padre y se le apareció en la ventana. Las figuras de padre y madre, visibles en la ventana, encierran todo lo bello y noble asimilado en Iosef.
Nuestros Sabios nos enseñan que debe construirse en el interior del alma “un modelo de identificación”- una especie de “imagen del retrato del padre”, en el que nos podemos apoyar como si fuera un sólido acantilado de roca, rompiendo olas y mares. Puede ser una figura paterna o materna, un rabino o un amigo, con la condición que avive lo bueno y lo noble. Una figura que en tiempos de crisis murmura: tienes un referente y tienes un nombre.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj de la serie "Meat min Haor", publicada por la Biblioteca Beit El con la colaboración de la organización "Orot"