Las descripciones del vegetarianismo y la paz de los animales silvestres no surgieron como una parábola para la paz mundial, sino como una ilustración de que aún si la redención es concebida como sobrenatural e irreal, puede concretarse y habrá de ser una realidad.
A primera vista, parece que el mensaje principal del capítulo es que en los días postreros reinará en el mundo una situación de paz utópica total-entre otros elementos, aparece el famoso versículo “Y habitará el lobo con el cordero, y el tigre se acostará junto con el cabrito” (versículo 6), entre otros versículos con un sentido similar.
Pero si observamos el versículo más de cerca, descubriremos que, realmente, el mismo no describe la paz mundial: aunque en el estado descrito hay paz interior en el seno del pueblo de Israel (“Efraim no envidiará a Iehudá, y Iehudá no hostigará a Efraim”-versículo 13), los versículos que siguen a continuación no describen lazos de amistad entre el pueblo de Israel y sus vecinos de los otros pueblos, sino que reflejan una victoria sobre ellos. A mi parecer, el lobo y el cordero que conviven, no simbolizan a los diferentes pueblos que habrán de vivir en paz, sino son apenas un ejemplo de algo que, a nuestros ojos, se contempla como algo imposible.
La profecía viene a señalar que incluso, las cosas que son contempladas como imposibles y hasta contrarias a las leyes de la naturaleza, como el hecho de que el lobo y el cordero convivan o que un león coma hieno, son todas cosas posibles, si es que Dios, así lo desea. Por ende, también la redención del pueblo de Israel, y la posibilidad de imponerse a los otros pueblos, aunque parezca distante y poco realista, siempre es posible, y siempre hay esperanza para el pueblo de Israel.
Los referentes que escriben en esta sección son miembros de la organización NAJAT-jóvenes amantes del Tanaj, un Centro de Estudios del Tanaj para la Juventud.