Aparentemente, la profecía de Hoshea que aparece en nuestro capitulo fue pronunciada unos años antes del exilio de Shomrón. Pero parece ser que el pueblo no imaginaba la posibilidad de salir al exilio.
Aparentemente, la profecía de Hoshea que aparece en nuestro capitulo fue pronunciada unos años antes del exilio de Shomrón. ¿Cuál era el estado de ánimo del reino en esa época? ¿Acaso la dirigencia y el pueblo se hallaban en problemas? ¿Acaso habían comprendido que en unos cuantos años su reino desaparecerá por siempre y para siempre? ¿Acaso pensaron en la posibilidad de realizar un examen de conciencia a fin de intentar modificar la situación?
Según la profecía de Hoshea, se infiere que el pueblo no imaginaba la posibilidad de la salida al exilio. Si Hoshea se vio obligado a decir, aparentemente en la festividad de Sucot “No tienes que alegrarte, oh Israel, como los demás pueblos” (Versículo 1), parece ser, que a ojos del pueblo, todo estaba bien. Se lleva a cabo un culto que el pueblo considera como bueno y que los protege: elevan ofrendas, realizan las libaciones del vino, preservan las festividades y se alegran en ellas. Y aún así, Hoshea les dice: sepan que en poco tiempo más, deberán pagar por vuestros pecados y por los pecados de vuestros antepasados durante cientos de años, desde el día del Guilgal y la Guivá.
Cuán difícil es la tarea del profeta. Cuán fácil es rechazarlo de plano con desprecio: "¡El profeta es un insensato, el hombre inspirado está loco!" (Versículo 7). Los perros ladran y la caravana continúa su marcha.
Pero ¿acaso sólo la tarea del profeta es difícil o también la de todo aquel que reprende en el portón de acceso a la ciudad?¿Acaso existen en el hombre, en la sociedad, en el pueblo, en el liderazgo las herramientas para contemplar la actual realidad y avizorar un futuro, aún cuando este no sea brillante?
Gentileza sitio 929