Y el mundo sigue andando

Y el mundo sigue andando

 

La profecía que veremos a continuación, aborda la destrucción de Bavel (Babilonia) y la muerte de Belshatzar. Esperaríamos reacciones de alegría por la desaparición de los malvados, no obstante, el profeta manifiesta sumo pesar, pánico y angustia. ¿Qué le generó ese sentimiento?

Bavel es mencionada dos veces en las profecías (“Masá”) de Yeshaiahu sobre los pueblos. La primera vez fue en los capítulos 13-14, sin embargo, ya hemos comentado allí que no resulta del todo claro si la profecía refiere sólo al reino de Bavel, o, tal vez, a otros reinos también, entre ellos Ashur (Asiria), que es mencionado hacia el final.

La segunda vez, es en nuestro capítulo, al notificarse el profeta que, finalmente, Bavel ha caído. ¿Por qué se necesitan dos profecías relacionadas con Bavel y qué es lo que esta profecía agrega a la anterior?

Y más aún, la reacción del profeta al anuncio de la caída de Bavel, es más que sorprendente. El profeta describe cómo se sobresaltó al ver todo lo ocurrido. ¿Qué provocó que el profeta se asustara tanto y acaso no se trata de Bavel, un enemigo de Israel, que incluso operó para la destrucción del Gran Templo?

Parece que ambas preguntadas son explicadas en una. En esta profecía, no se trata de la destrucción del reino propiamente dicho, sino alude a la eliminación de su rey, Belshatzar. Así, algunos interpretan la expresión “El pérfido sigue obrando pérfidamente y el asolador sigue asolando” (versículo 2). Es decir, Belshatzar, que era un traidor e hizo el mal, fue traicionado por otros que le provocaron su muerte engañosamente. El profeta Yeshaiau no se lamenta por la destrucción de Bavel sino por la forma perversa en la cual el mundo se condujo hasta ahora y por el hecho de que ello continúa funcionando así. Hay malvados que actúan de manera malvada y proyectan la demolición y destrucción de todo lo que los rodea y también ellos desaparecen del mundo de mala manera, sin reparar y mejorar la raíz y sin que se multiplique el bien en el mundo. La realidad de esta falta en el mundo es la que ha preocupado al profeta y es lo que más lo entristeció y apenó.

 


 

 

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