Yaakov, su reacción frente a la acción de sus hijos

Yaakov, su reacción frente a la acción de sus hijos

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 La vejación de Dina alcanza su punto culminante con los brutales asesinatos ‎perpetrados en Shjem por Shimón y Leví.   Masacran a todos los hombres, y las ‎mujeres y los niños son tomados prisioneros, robados los rebaños y saqueadas las ‎posesiones. 
En respuesta a sus acciones, encontramos dos actitudes opuestas: la de Yaakov, ‎quien dice con ira, "a Shimón y a Leví: “Me han acarreado extrañamiento, ‎haciendo de mí un hedor a los habitantes del país, para los cananeos y los perizitas; ‎mientras que yo soy pocos en número, y ellos ciertamente se reunirán contra mí y ‎me asaltarán y tendré que ser aniquilado, yo y mi casa”" (Bereshit 34:30), y los dos ‎hermanos, respondieron: "“¿Había alguien de tratar a nuestra hermana como a ‎una prostituta?” (34:31). 
‎¿Cómo podemos entender que la Torá le da la "última palabra" a Shimón y Leví? ‎Al igual que en un juicio penal, la última palabra es reservada para el acusado ‎antes de pronunciarse el fallo del juicio. Sólo entonces podremos juzgar. 
Yaakov realmente tenía dos respuestas al asunto, una la que aparece aquí en ‎nuestra Parashá, la otra en Parashat Vayejí (Shimón y Leví son hermanos. ‎Instrumentos de violencia son sus armas de degüello. En su grupo íntimo no ‎entres, alma mía. Con su congregación no vayas a unirte, disposición mía, porque ‎en su cólera mataron a hombres, y en su arbitrariedad desjarretaron toros. Maldita ‎sea su cólera, porque es cruel, y su furor, porque actúa con dureza. Permítaseme ‎distribuirlos en Yaakov, y permítaseme esparcirlos en Israel. (Bereshit 49:5-7). 
Aquí, su respuesta es pragmática: La ley es indefendible porque pone a toda la ‎familia de Yaakov en riesgo-- "Mis hombres son pocos en número, de manera que ‎si se unen contra mí y me atacan, yo y mi casa seremos destruidos". 
Pero desde su respuesta más adelante en Vayejí nos enteramos que su objeción a ‎sus acciones se basa en el derramamiento de sangre inocente. Cuando, en su lecho ‎de muerte, Yaakov reúne a sus hijos en su torno para bendecirles, él no olvida la ‎matanza que Shimón y Leví perpetrada contra los habitantes de Shjem. 
Poco antes de morir, Yaakov descartó cualquier esperanza que Shimón hubiera ‎podido abrigar de recibir la primogenitura que había perdido su hermano mayor ‎Reubén. Shimón tuvo seis hijos, uno de una mujer cananea. Como se profetizó, las ‎porciones asignadas a las tribus de Shimón y de Leví estaban ‘esparcidas’; la ‎porción de Shimón estaba dividida en ciudades enclavadas en el territorio de Judá. ‎‎(Bereshit 46:10; Shemot 6:15; 1 DivreiHayamim 4:24; Yehoshúa 19:1.). 
A partir de esta reacción, nos enteramos de que Yaakov no acepta su justificación, ‎que estaban obligados a “proteger el honor de Dina”.‎
El crimen moral en la matanza de inocentes es tan grande, que el bárbaro acto no ‎podía justificarse. No es el aspecto pragmático el que caracteriza a sus actos ‎inaceptables, sino el mal moral.‎
En la ocasión trascendental de la bendición para sus hijos, Yaakov no oculta su ‎aversión por su acto de venganza y en lugar de la bendición, él maldice con una ‎maldición, de la talla de la que no encontramos en toda la Biblia. 
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Yaakov no acepta ninguna justificación. ¿Cuál fue su coartada? La "violación del ‎honor de la familia.‎
Pero el Netziv (rabino NaftalíTzviYehuda Berlín, 1817-1893) encuentra un motivo ‎suplementario que cita en su comentario HaamekDavar: "Cada uno de los dos ‎hermanos tuvo un motivo independiente para establecer esta deflagración: uno ‎llegó con la emoción de vengar el honor de la familia--con un fuego exterior (Heb. ‎esh zara) [es decir, un motivo inaceptable]. Los demás vinieron con celo por Dios y ‎sin ningún tipo de consideraciones personales, y ese fuego es el fuego del Señor ‎‎(Heb. shalhevetya, véase el Cantar de los Cantares 8:6). No obstante, aun con un ‎fuego interior de ese tipo se debe tener extremo cuidado ya que de lo contrario se ‎puede hacer un daño incalculable."‎
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Debemos preguntarnos: ¿Puede el temor del cielo tomar la forma de acciones ‎monstruosas? No sólo el Netziv afirma que los hermanos actuaron de pésima ‎manera, Ramban-Najmánides, busca motivaciones Halájicas, también en su ‎comentario a nuestra Parashá. Él trata con Rambam-Maimónides' (ver Mishné ‎Torá, leyes de Reyes, capítulo 9, 14) que, de hecho, todos los habitantes de la ‎ciudad de Shjem estaban sujetos a la pena de muerte porque no detuvieron a ‎Shjem cuando intentaba violar a Dina, y de esta manera trasgredieron una de los ‎siete leyes de Noaj (establecer un sistema judicial). Pero Najmánides rechaza ‎cualquier intento de encontrar justificación halájicas para el acto. Ambos, el Netziv ‎y Ramban, acuerdan que quien intenta, por motivos halájicos, justificar el ‎asesinato   sin discernimiento, yerra gravemente y tergiversa extraordinariamente ‎la Halajá. 
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Cuando   denigró las acciones de sus hijos, Yaakov se sublevaba contra la ‎denegación de justicia.‎
Shabetai Ben YomTov, autor de HamikráKifshuto, explica que el versículo " Y los ‎hijos de Yaakov empezaron a contestar a Shjem y a Jamor su padre con engaño, y a ‎hablar así porque él había contaminado a Dina su hermana. " (34:13): "La Torá da ‎la razón por la que hablaron con engaño (Heb. bemirma); porque se dieron un ‎heterhalájico (permiso), porque Shjem había cometido un ultraje, como explica ‎Rashí.   La intención de sus palabras es clara: Shimón y Leví eran conscientes de ‎que estaban a punto de derramar sangre inocente pero encontraron una ‎justificación halájica a causa de su deseo de vengarse. De ello se deduce que todos ‎los comentaristas plantean la misma opinión: Uno no puede explicar la masacre ‎con la afirmación simplista de que "Shimón y Leví fueron bárbaros". Por el ‎contrario, eran religiosos, inteligentes e informados en la Torá. La lección es que ‎incluso esas personas responsables, en virtud de excusas y heterim, pueden ‎hundirse a un nivel que les vuelvan capaces para exterminar a toda una ciudad sin ‎percibir que cometieron un crimen moral de los peores.‎
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En la justificación de abominaciones como estas con argumentos pseudo-‎halájicosShimón y Leví no están solos.‎
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El Talmud relata que en el propio Templo de Yerushalaim, tuvo lugar un asesinato ‎acerca del cual ya hiciera referencia en este boletín. "Una vez   dos cohanim que ‎estaban corriendo por la rampa del altar para ofrecer sacrificios, cuando uno de ‎ellos llegó cerca de su espacio el otro tomó una daga y lo hundió en su corazón. ... ‎Todo para enseñarnos que las leyes del servicio, les importaban más que el ‎derramamiento de sangre" (Yoma, 23B).‎
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Este terrible suceso simboliza el declive moral que según los rabinos, había en el ‎Segundo Templo. Demuestra que la vacuidad moral no esquiva a los eruditos y los ‎sacerdotes. El Midrash nos enseña que ya en los albores de la historia, la gente ‎solía encontrar justificación religiosa por el asesinato como sucedió con Caín. 
Como en nuestra Parashá, el texto rechaza tal justificación ‎completamente.   Incluso esta objeción es pragmática y con más fuerza reza cuando ‎Yaacov utiliza la palabra "hacerme odioso" (Heb. lehavisheni).‎
Esta es una rara palabra bíblica y demuestra un sentimiento de indignación y ‎conmoción en la condena a la acción de sus hijos.‎

 

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