Aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalem, para (lavar) la transgresión y la impureza. 

Acorde a la opinión de Rabí Abraham ibn Ezra, esta es una alegoría, cuyo significado es que esas aguas servirán para purificarse de sus impurezas. O como dice Maari Kra, se refiere a que Dios los purificará.  

En esta misma línea se expresa el comentaristas Malvim y explica que esas aguas representan a la sabiduría de la Tora que fue comparada al agua, y que en aquellos días, el conocimiento de la Tora y Dios serán muy comunes, que fluirán como un manantial en medio de la ciudad y llenarán de conocimiento a todos los hombres y mujeres de forma que ya no correrán detrás de ideas paganas y falsas; hasta el punto tal que se expandirá hasta el resto de los pueblos y de esa manera, se llenará la tierra del conocimiento de Dios y los seres humanos habitarán en ella en paz y armonía.

Radak, sin embargo, sostiene que en realidad se debe a una expresión literal, y se trata de que hasta ese día no había en Jerusalem fuentes de agua naturales, un manantial surgirá en Jerusalem, y desde ese momento, surgirá una fuente de agua en ella y sus habitantes ya no tendrán que salir fuera de la ciudad para conseguir agua.

Metzudat David dice que se refiere a ese mismo manantial que fue mencionado en las profecías de Iejezkel, nombradas también por el profeta Yoel, y también en el final de Zejariá.

Don Isaac Abarbanel compara este versículo con el de Eja 1:8 en donde compara a la ciudad de Jerusalem con la impureza y el desprecio, en contraste, en la era mesiánica, Jerusalem será una ciudad de aguas puras.

Y sucederá aquel día, declara el Señor de los ejércitos, que eliminaré de la tierra los nombres de los ídolos, y nunca más serán recordados; también a los (falsos) profetas y al espíritu inmundo quitaré de la tierra. 

Este versículo especifica lo que dijo en el anterior, es por eso que dice que desaparecerán los dioses paganos y los falsos profetas y el mal impulso (espíritu inmundo) desaparecerá en la era mesiánica; es decir, todas aquellas cosas que alejan al individuo del buen camino y lo desvían hacia su perdición, de esta forma, al desaparecer todos esos escollos, Jerusalem, será una ciudad pura llena de sabiduría y del conocimiento de Dios.

Y sucederá que, si alguno todavía profetiza, su padre y su madre que lo engendraron, le dirán: "No vivirás porque has hablado falsamente en el nombre del Señor"; y su padre y su madre, los que lo engendraron, lo traspasarán mientras profetiza.

Aquí se refiere a los profetas falsos, que en la antigüedad tanto abundaban.

Si bien, exteriormente ese falso profeta podría engañar a la gente, sus padres, los que lo conocen mejor que nadie y saben su vida privada e intimidad, son los que lo pueden desenmascarar, es por eso que menciona a sus progenitores, pues, ellos pueden testimoniar mejor que ninguno que se trata de un fraude.

Malvim sostiene, que ni siquiera su madre ni padre creerán en ese falso profeta, mucho menos las demás personas.

Don Isaac Abarbanel dice, que, en aquel entonces, el apego a Dios y el conocimiento de la verdad serán tal, que aun sus propios padres no se apiadarán del falso profeta y el embaucador.

Si bien ya dijo: y su padre y su madre, recalca también: los que lo engendraron porque hace alusión al resto del pueblo de Israel, que es de donde salieron esos falsos profetas (como aquellos hombres del pueblo de Israel que fueron falsos profetas, o erróneas interpretaciones del texto Bíblico original y que en base a ello se crearon y surgieron nuevas religiones) Es por eso que dice: los que lo engendraron, es decir, el pueblo de donde surgieron esos falsos profetas, serán los que terminarán con ellos.

También sucederá aquel día, que los profetas se avergonzarán cada uno de su visión cuando profetice, y no se vestirán el manto de pelo para engañar, 

Los comentaristas, dicen que, en aquel momento, en que la verdad sea tan elocuente o tal vez, cuando aquel falso profeta, vea que sus palabras no se cumplen, se avergonzará de gran manera.

En la antigüedad, era habitual que los profetas vistieran un manto o capa, hecho con el pelaje del ganado. Tal como leemos acerca del profeta Shemuel, donde dice que el rey Shaul lo tomo de su manto para que no se fuera, y el manto se rasgó en dos. O con el profeta Eliahu quien arrojó su manto sobre Elishá, como símbolo de que éste último sería profeta.

Esta no era precisamente una prenda de categoría o nobleza, más bien representaba algo sencillo y vulgar. Los profetas que eran gente sencilla, alejados de los lujos u honores, solían vestir ese tipo de ropa. No obstante, varios embaucadores, para que los demás los consideren como profetas, se vestían con esos mantos, así lograban engañar a los demás.

 Y dirá: "No soy profeta, soy labrador de la tierra, porque un hombre ha hecho que sea comprado (como esclavo) en mi juventud." 

A causa de su vergüenza, negará que era un falso profeta, y sostendrá que es un simple campesino, común y corriente, más aun, ha sido comprado como un esclavo desde sus mocedades para trabajar en el campo.

Otros explican a que en realidad aquí, este falso profeta está reconociendo su mal accionar, y dice que en realidad no es un profeta, sino que es un simple campesino, pero que desde su juventud, fue forzado a pregonar falsas profecías para beneficiar a ciertos sectores quienes estaban interesados en que se digan esas mentiras.

Y le dirá: "¿Qué son esas heridas en tu cuerpo?" Y él responderá: "Son aquéllas con que fui herido en casa de mis amigos." 

En la antigüedad, era común que los falsos profetas se produjeran heridas o golpes para llegar a un estado de éxtasis, tal como lo vemos con el profeta Eliahu en el monte Carmel, en donde al desafiar a los profetas de Baal para que hicieran descender fuego sobre el altar, éstos se rasgaban hasta hacer salir sangre de sus heridas, tal como dice en Melajim 1 18:26-29

Entonces (los profetas de Baal) tomaron el novillo que les dieron y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: “Oh Baal, respóndenos”. Pero no hubo voz ni nadie respondió. Y danzaban alrededor del altar que habían hecho.  Y sucedió que ya al mediodía, Eliahu se burlaba de ellos y decía:-Clamad en voz alta, pues tal vez ese dios esté meditando o se habrá distraído, o estará de viaje, quizá esté dormido y habrá que despertarlo.  Y gritaban a grandes voces y se cortaban, según su costumbre, con espadas y lanzas hasta que la sangre chorreaba sobre ellos.  Y sucedió que, pasado el mediodía, se pusieron a gritar frenéticamente hasta la hora de la ofrenda de la tarde; pero no hubo voz, ni nadie respondió ni nadie les hizo caso.

Despierta, espada, contra mi pastor, y contra el hombre que era compañero mío, declara el Señor de los ejércitos. Hiere al pastor y se dispersarán las ovejas, y volveré mi mano contra los ayudantes del pastor. 

Dios asegura que destruirá a todos aquellos falsos profetas (el profeta también era llamado pastor del pueblo) no solo contra ellos, sino también contra todos aquellos discípulos o aquellos que lo apoyaron o ayudaron a divulgar esas mentiras, también contra aquellos que deberían haber sido fieles a Dios, como los sacerdotes, etc., Él se volverá contra ellos y los destruirá.

Don Isaac Abarbanel dice que este versículo hace alusión a todos los falsos profetas o aquellos que crearon nuevas religiones a partir de sus mentiras

Y sucederá en toda la tierra, declara el Señor, que dos partes serán cortadas en ella, y perecerán; pero la tercera quedará en ella. 

Hay quienes sostiene que cuando dice: sucederá en toda la tierra se refiere a toda la tierra de Israel, otros opinan que hace referencia no solo a Israel, sino también a todo el mundo.

En aquella época, caerán dos partes de los habitantes de Israel (o de la humanidad, acorde a los que opinan que se refiere a todo el mundo), es decir, habrá una gran matanza. No obstante, un tercio permanecerá.

Don Isaac Abarbanel plantea otra explicación, y se refiere que, en aquella época, tres grandes civilizaciones se enfrentarán: Edom (generalmente asociada con la cultura cristiana), Ishmael (la cultura islámica) y la cultura hebrea. Y en este versículo viene a enfatizar, que en la gran guerra de la era mesiánica, se enfrentarán estas tres civilizaciones en la tierra de Israel, y dos tercios caerán y permanecerá solo una: Israel.

Y meteré la tercera parte en el fuego, los refinaré como se refina la plata, y los probaré como se prueba el oro. Invocará él Mi nombre, y Yo le responderé; diré: "Él es mi pueblo", y él dirá: "El Señor es mi Dios."

Entonces, entre los que quedarán, que como dijimos se refiere a los justos, metafóricamente dice Dios los refinará, como se hace con el metal precioso para quitarle todas sus impurezas y los someterá a distintas pruebas y situaciones penosas, para de esa manera demostrar que la fe y los valores de esos justos permaneces fieles a Dios.

Entonces el pueblo de Israel, invocará a Dios, se refiere a rezarle a Él y Dios les responderá inmediatamente y los salvará. Es decir, Dios hará que la providencia Divina vuelva a velar sobre ellos.

Otros comentaristas sostienen que cuando dice: Yo le responderé se refiere a que la profecía volverá al pueblo de Israel, pues es sabido que durante los años del exilio no habrá profetas enviados al pueblo, sino hasta el momento cercano a la redención.