Una promesa puede expresar la voluntad de unir la realidad a la santidad, pero también puede expresar la sensación de profunda brecha entre la realidad y la santidad.
La Guemará en Nedarim (22a) trae una expresión sorprendente-
Rabí Natan dice-“aquel que promete es como si construyera un altar fuera del Santuario, y el que cumple dicha promesa, es como si hubiera ofrendado un sacrificio en él”.
Y explica el Ran que el agregado de prohibiciones a las prohibiciones de la Torá, se asemeja al agregado de un altar y sacrificios fuera del Templo, acción que fue prohibida por la Torá!
Y los conceptos realmente sorprenden. ¿Por qué contemplar la promesa como si fuera un altar fuera del Templo? ¿Por qué no fue comparada la promesa con un sacrificio voluntario que es aceptable y deseado? Parece que hay una diferencia entre las promesas de Mitzvot, preceptos, y las de prohibiciones.
Hay un hombre que no se conforma con los 613 preceptos. Él siente que quisiera relacionar más elementos que están en su poder a la santidad; objetos, u otros elementos. Él quiere relacionar y unir más y más mundos al Beit Hamikdash, el Gran Templo, traer más ofrendas voluntarias e ir allí más veces. En sus promesas, no obstante, él produce un trabajo suyo muy particular, pero es una tarea que vincula más elementos a la santidad, esta es una tarea en la cual la persona se encamina y se conecta más y más con la columna vertebral central.
Sobre promesas como esas, en efecto podremos decir que aquel que las promete y las cumple es como si se presentara en el Santuario para ofrendar un sacrificio voluntario.
Y hay otra persona, que promete y se autoimpone prohibiciones. Sus promesas, reflejan una dificultad para adaptarse a la realidad, las mismas emanan de la percepción de brecha y distanciamiento; el que realiza promesas de prohibiciones, siente que para recomponerse y progresar debe prohibirse a sí mismo, más y más cosas. No obstante, sus intenciones y aspiraciones son buenas, y no obstante a veces se da que este tipo de promesas son efectivamente beneficiosas y permiten avanzar, pero con todo ello, ellas son parte de la sensación de distanciamiento que la persona percibe de lo sacro.
Acerca de esta clase de promesas, la Guemará señala que el que las promete es como si hubiera construido un altar fuera del Templo y ofrendó sobre ese altar un sacrificio, el servicio en ese altar se lleva a cabo fuera del Santuario, y refleja un distanciamiento y una brecha de lo sacro.
La sección de las promesas es citada en el umbral del ingreso a la tierra. La realidad de la vida en la tierra de Israel será diferente a la del desierto-nunca más un solo campamento, desde ahora cada tribu y su heredad, cada familia y su porción de tierra. Esta situación, puede derivar en la construcción de una singularidad que aleja y separa. Por ello viene la sección de promesas como diciendo-la construcción de una singularidad, trabajo personal y avance particular, es buena siempre y cuando no perjudica el nexo y la pertenencia a los círculos que la rodean. En el momento en que promueve distanciamiento y la destrucción del vínculo, no es aceptable, no en los círculos de la mujer y su familia, por supuesto que tampoco en los círculos entre todo Israel y el Santuario, con la columna vertebral.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza de la Ieshivat Hesder "Ierujam".