¿Profeta o hechicero?

¿Profeta o hechicero?

¿QUIEN era este Bilam que se propuso maldecir a Israel, pero "el Señor, tu Dios, te convirtió la maldición en bendición"'?

¿Era un profeta tal como atestiguó sobre sí mismo (24, 4):

"El que oye las palabras de Dios", o era uno de los adivinos de su época, como fue denominado en el libro de Yehoshua (13, 22):

"Bilam, hijo de Beor el advino"? Comenzaremos comparando la inspiración profética de los profetas de Israel, y la revelación de la palabra de Dios a Bilam, en su primera expresión.

¿Qué leemos con respecto a los profetas de Israel?:

Tuve pues, revelación del Señor, que decía:           Yirmeyahu 1, 4

El sacerdote Yejezquel hijo de Buzi, tuvo revelación del Señor. Yejezquel 1, 3 Palabra del Señor que fue a Hoshea hijo de Beerí.       Hoshea 1, 1

Palabra del Señor que fue a Yoel hijo de Petuel.          Yoel 1, 1

Mas aún sobresale la expresión que se repite constantemente en Yejezquel:

Y estuvo allí sobre él la mano de Dios.

Contrastaremos estas citas con los primeros versículos que hablan de las preparaciones preliminares de Bilam para percibir la palabra de Dios:

Entonces dijo Bilam a Balak:

"Edifícame aquí siete altares y tenme prevenidos aquí siete toros y siete carneros".        23, 1

E hizo Balak como había dicho Bilam,

y ofrecieron Balak y Bilam un toro y un carnero sobre cada altar. 23,2

Luego Bilam dijo a Balak:     

"Ponte junto a tu holocausto, en tanto yo me vaya; por si acaso el Señor se me apareciere; y cualquier cosa que El me revelare, te lo avisaré"; se fue, pues, al páramo         23, 3

Similares son las disposiciones con las que se preparó para percibir la revelación de Dios en la segunda oportunidad.

. . . y ofreció un toro y un carnero sobre cada altar. 23, 11

Y él dijo a Balak: "Ponte aquí junto a tu holocausto, mien­tras yo procuro encontrarme (con El) allá".          23, 15

Y vino el Señor a encontrar a Bilam. 23, 16

¿Qué sobresale de esta comparación? Los profetas de Israel no persiguen la profecía. Por el contrario, si observásemos dete­nidamente los capítulos 3 y 4 del libro de Shemot, y el primero del libro de Yirmeyahu, veremos, que ellos huyen de la profecía, que tratan de rebelarse contra este yugo, contra la profecía que les fue impuesta de improviso desde el cielo, que no fue buscada ni solicitada por ellos, y que los poseyó a pesar suyo, en contra de su voluntad. Lucharon contra aquella mano que se apoderó de ellos, lanzándolos en esa empresa descomunal, mas todo fue inútil.

Por el contrario, Bilam busca la profecía, la persigue, trata por medios mágicos de hacerla venir a él, forzándola, con siete altares y siete sacrificios, usando sortilegios, y reclusión solitaria. Ya notó Rambán en su comentario a Vayikrá, que el sacrificio aceptado por el Señor, es aquel que se ofrece con intención de elevarse, y con él el hombre desea "merecer la aproximación de Dios". Por el contrario, Bilam deseaba forzar a través de los sacrificios que la revelación de Dios se pose sobre él. "Deseaba unir a él la voluntad divina". ¿Tuvieron éxitos los medios má­gicos empleados por Bilam? ¿Qué significa "y el Señor puso pa­labra en boca de Bilam" (23, 5)? Los Sabios ya discutieron el tema.

Leemos en Sanhedrin 106, b.:

"Y el Señor puso palabra en boca de Bilam" - Rabí Eliezer dice "un ángel", Rabí Yonatán dice: "un anzuelo".

Es evidente que en opinión de Rabí Eliezer, Bilam fue guiado desde el Cielo para bendecir y no para maldecir, su entendimiento fue iluminado para poder ver correctamente. Mas, a opinión de Rabí Yonatán, se vio llevado a pesar suyo a bendecir, mien­tras él mismo sufría y se angustiaba cual pez atrapado por el anzuelo, que trata de volver a su medio y vivir cual su deseo; mas he aquí que la voluntad ajena - del pescador - se impone. Esta es también la opinión de los Sabios en Bamidbar Rabá (20, 16):

Torció su boca. Torcióla como el hombre que fija un clavo en una tabla.

Según esta opinión Bilam no tuvo ninguna participación en las bendiciones. No las recitó, ni entonó, ni siquiera actuó como instrumento musical que cuando se ejecuta con él, agrega un eco y resonancia, y acompaña con sus notas, a las que el instru­mentista ejecuta. Empero, menos extremista es la opinión de Rambán, que explica la expresión "puso palabra en boca de Bilam", no como compulsión externa, no como violación en la que Bilam no tomó parte, sino como una enseñanza de Dios, para que éste no olvide, ni pierda palabra. Mas, Rambam en su "Guía de los Descarriados", luego de explicar una de las más inferiores categorías de profecía, el poder que lleva a las personas a decir cosas sabias, o consejos razonables, sobre quienes "se dice que hablan con inspiración divina", agrega que también Bilam pertenecía a esta categoría "en su buena época". Esto es lo que leemos: "Y el Señor puso palabra en boca de Bilam".

Sea como fuese, notamos que Bilam sabía muy bien que sus preparativos y sus intenciones no eran gratos a los ojos de Dios. Observación ésta que fue hecha por los Sabios en Bamidbar Rabá (20, 16):

"Y el Señor apareció a Bilam". Díjole: ¡malvado! ¿que haces? Contéstole: "He arreglado los siete altares". Esto es similar al caso del cambista que falsea las pesas, con las cuales pesa las monedas. Apareció el mercader y lo notó. Dijole: "Falseas las pesas". Respondióle: "Ya he enviado un presente a tu casa". De esta forma se comportó Bilam. El Espíritu Divino le dijo: ¡Mal­vado! ¿Qué es lo que haces?. Y él respondióle: "He arreglado los siete altares".

Los comentaristas destacaron otra diferencia entre Bilam y los profetas de Israel. Estos basan sus palabras repetidas veces sobre la expresión: "Dijo Dios". Sólo ésto - el origen divino de sus profecías - les da la autoridad y la posibilidad de profetizar, y sólo sobre esta fuente divina basa sus pretensiones de ser es­cuchados - "pues la boca de Dios ha hablado".

Mas Bilam, en sus dos últimas parábolas, comienza:

Esta es la palabra de Bilam hijo de Beor, y ésta es la pala­bra del varón, cuyos ojos están abiertos ...            24, 3

y en el mismo tenor nuevamente (verso 15), él, su nombre, el nombre de su padre, y el calificativo de su propio carácter, al cual se refieren sus palabras.

De todos modos, tanto si interpretamos la locución "y el Señor puso palabra en boca de Bilam" refiriéndose a un ángel, tanto lo referimos a un anzuelo, en las dos primeras oportunidades (23, 5; 23, 16), sin embargo en la tercera oportunidad está claro que se produjo un cambio, en sus preparativos, en su aprehensión de la palabra de Dios, y en la forma como le apareció la palabra divina.

Empero como hubiese ya visto Bilam que era el agrado del Señor bendecir a Israel, no se fue, como las otras, veces, a buscar maleficios, sino que se dirigió hacia el desierto.             24,1

Luego alzó Bilam los ojos, y vio a Israel acampado con­forme a sus tribus;

y estuvo sobre él el espíritu de Dios.            24,2

Y así lo explicó ésto Rashbam:

"Y no se fue como las otras veces a buscar maleficios", probando distintos lugares y tratando de maldecirlos, mas ahora, decidió bendecirlos con todo el corazón. Y por ello está escrito: "Y es­tuvo sobre él el espíritu de Dios", que posó sobre él, con amor y cariño.

Con mayor amplitud explica este cambio R. Shimshón Rafael Hirsch:

"Como hubiese ya visto Bilam": Mas ahora cuando su fe en las brujerías quedó demolida, y dejó de creer que artificios mágicos pueden cambiar la voluntad divina, las palabras que dijo en los versículos 9 y 20 del capítulo 23 se convirtieron en este momento en verdad y merecían fe en su corazón. De aquí que se "dirigió hacia el desierto" y esperó para ver si nuevamente se convertiría en instrumento de la voluntad divina. - "Luego alzó sus ojos y vio a Israel acampando conforme a sus tribus" - ordenados de acuerdo a sus casas y sus familias - inmediatamente . . . "Y es­tuvo sobre él el espíritu de Dios". En adelante no fue más instru­mento forzoso de lo que el Señor puso en su boca como lo fue hasta ahora, vez tras vez. En adelante el espíritu de profecía pal­pitaría en su corazón y hablaría por su garganta.

Mas, aún en estas palabras vieron varios Sabios profecías de castigo, ocultas entre las palabras de bendición, y así se expresan en el famoso fragmento:

Taanit 20 a:

¿Cuál es el significado de lo que leemos en (Mishlé 27, 6) "Fieles son las heridas del que ama, mas profusos los besos del enemigo"? Es mejor la maldición que maldijo Ajía el Shilonita a Israel, que la bendición con que los bendijo Bilam, el malvado. Ajía el Shi­lonita los maldijo con una caña, diciéndoles (Melajim I, 14, 15): "El Señor batirá a Israel como se bate una caña en el agua". Al igual que esta caña permanece en el agua en su lugar y su tallo continuamente se repone y sus raíces son numerosas y aún cuando todos los vientos del mundo soplen sobre ella - no lograrán de­sarraigarla, mas se mercerá con ellos, y al silenciarse éstos, quedará en su lugar. Bilam, el malvado, los bendijo comparando con el cedro, como leemos (Bamidbar 24, 6): "Como los cedros", al igual que este cedro ... que todos los vientos del mundo que soplan sobre él no logran desarraigarlo, mas sí el sureño, al soplar sobre él, lo arranca, arrojándole de su lugar.

A pesar de todo, un espíritu de pureza, un espíritu de ver­dadera bendición palpita en estas palabras suyas, y por ello me­reció Bilam que sus palabras fuesen fijadas al comienzo de nues­tras plegarias.

Tomado de:  “Reflexiones sobre la Parasha”, Prof. Nejama Leibovitz, publicado por el Departamento de Educación y Cultura Religiosa para la Diáspora de la  Organización Sionista Mundial, Jerusalén, 1986  págs.  229-233.

 

 

 

 

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