Los comentaristas exhiben diversas razones acerca de por qué no se deben aceptar nunca a forasteros de Amón y Moab. A partir de numerosos versículos y del monumento de Meisha rey de Moab, se infiere que el grado de orgullo era la principal característica de estas naciones. Tal vez, ésta sea una de las causas por la cual debemos distanciarnos de ellos.
Los profetas hacen hincapié numerosas veces que la cualidad saliente de Moab es el orgullo:
“Hemos oído de la soberbia de Moab, él es muy orgulloso” (Yeshaiahu capítulo16, versículo 6)
“Hemos oído la soberbia de Moab, es muy orgulloso. Su altanería, y su soberbia y su orgullo, y la altivez de su corazón” (Irmiahu capítulo 48, versículo 29)
También Amón, el vecino de Moab, estaba afectado por esta cualidad: “He oído la afrenta de Moab y los denuestos de los hijos de Amón…por tanto, por mi vida dice el Dios de los ejércitos de Israel…el resto de mi pueblo los saqueará, y el residuo de mi nación los poseerá. Esto es lo que tendrán por su soberbia, porque han dicho afrentas y se han engreído contra el pueblo del Señor de los ejércitos” (Tsfaniá capítulo 2, versículos 8-10)
Un buen ejemplo de esta jactancia a la que referimos, puede verse en el monumento de Meisha, el rey de Moab. En dicho monumento, Meisha se vanagloria de sus guerras y de sus emprendimientos edilicios, y el vocablo “Anoji” (“Yo”) figura en la lápida 14 veces!: “Yo, Meisha hijo de Kemosh rey de Moab…y yo he reinado…y yo he construido…y yo hice…”
A diferencia de ello, hasta el momento no ha sido hallada siquiera una inscripción en la que es mencionado un rey israelita que se jacta de sus victorias y acciones. Parece que no era común en el pueblo de Israel, incluso entre aquellos que practicaban la idolatría entre ellos, de jactarse por sus acciones. Incluso Herodes, que se ocupó de jactarse por sus múltiples e impactantes construcciones, no dejó después de él ni siquiera una inscripción que destaca su obra!
Se infiere entonces que el grado del orgullo que caracteriza a Amón y a Moab contrasta en su propósito con la naturaleza del pueblo de Israel. El peligro de la influencia de los Moabitas y Amonitas era muy grande, ya que eran vecinos muy cercanos que hablaban y escribían en un idioma y una escritura prácticamente idénticas a los nuestros, como puede verse a partir de las inscripciones de la época del primer Beit Hamikdash (Gran Templo).
Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Parashat Drajim: Mabat arjeologui vegueografi beparshiot hashavua" ("Encrucijada: una mirada arqueológica y geográfica de las secciones semanales de la Torá") publicado por "Maguid", 2014