El texto bíblico se burla del ídolo de los hijos de Dan, cuyo origen es el robo, y toda su cuestión pasa por lo comercial y no por lo ideológico.
El que observa la descripción bíblica del caso del ídolo de Mijá, percibe de inmediato una pizca de burla en el contexto de los hechos. El texto describe el origen del dinero del cual fue realizado el ídolo con una descripción, por cierto, neutral, pero entre líneas comprendemos qué nos insinúa el escritor del capítulo: el origen del ídolo se halla en el dinero que un hijo le robó a su madre. La madre, que se resignó al dinero, lo destinó a la elaboración del ídolo, y el hijo ladrón pasa a ser el Cohen. Este es el origen “espiritual” del ídolo adoptado por los varones de Dan.
El Cohen que sirve al ídolo es descripto como un joven nómade, que va de sitio en sitio en busca de trabajo y sustento. Al recibir el cargo de “Cohen”, lo único que acuerda con Mijá es su salario y los derechos adjuntos a su salario: diez siclos de plata por año, un salario demasiado bajo, y agregado a ello la indumentaria y la economía completa. Tras recibir el joven su salario-se convierte en Cohen, y ello por el hecho de ser de la tribu de Leví.
La forma en que los hijos de Dan recibieron al ídolo es similar a la forma en la que el mismo fue construido: los hijos de Dan robaron el ídolo y al Cohen juntos, y así constituyeron para ellos un sitio para el ritual.
Parece que la idea del relato es más que clara: el ídolo y toda esta idolatría no son más que una cuestión puramente comercial, y todo ello bajo un título conocido por nosotros, “En estos días no había rey en Israel: cada uno hacía lo que era correcto a sus ojos” (Capítulo 17, versículo 6).
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio Daat.