Continuar la misión a toda costa

Continuar la misión a toda costa

Los libros de Ezrá y Nejemiá crean una atmósfera de renacimiento y movilización para la misión. Todo judío que caía en su puesto de guardia, sabía con certeza que su compañero tomaría el puesto y continuaría la misión.

En los libros de Ezrá y Nejemiá no hay ninguna descripción de la muerte de un hombre

No la de un rey persa ni la de un enemigo, no la de un líder ni la de un judío, aún si era pecador

Es de suponer que muchos murieron, como suele ocurrir en el mundo.  Tal vez Zerubabel haya muerto, y por ello fue mencionado solamente en el inicio del libro. Es de suponer  que muchos murieron en los combates contra los acechadores, ya que de lo contrario, el texto bíblico habría hecho referencia a un gran milagro, de estas características.

El milagro que sí tuvo lugar, fue el de la cooperación entre los líderes, de modo que no se evidenció tensión alguna entre ellos.

La sensación general es la de movilización y enrolamiento de todo el pueblo y los líderes para la importante misión, al igual que la poesía-testamento de Tzví  Menajem hijo de Iosef, caído el 4 de Iyar, en defensa del Gush Etzion: “Y si llegara a caer en la batalla, amigo, toma mi arma y utilízala para vengarte, continúen en silencio y sin llorar-nosotros hemos seguido adelante”.

Parece que el énfasis de los retornantes a Tzión en el período del segundo Beit Hamikdash, está puesto en la última frase- seguir adelante a toda costa, y ni siquiera llorar por los caídos.

Esta melodía no puede ser interrumpida.

No importa quién es el rey persa en ese momento, ni cuándo será cambiado. En los libros de Ezrá y Nejemiá, es difícil comprender la cronología de los reyes de Persia, ya que simplemente, ello no es importante.

Los hijos de Hamán fueron colgados, lo cual es bueno. No obstante, el pueblo de Israel  no retornó a su tierra a fin de colgar personas, incluso si eran las más malvadas del mundo.

Los libros de Ezrá y Nejemiá crean una atmósfera de renacimiento.  Supuestamente, no hay muerte.

Todo judío que caía en su puesto de guardia, sabía con certeza que su compañero tomaría el puesto y continuaría la misión.

Ezrá y Nejemiá construyeron un Templo y un mundo espiritual basados en la Torá y en la vida.

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