El pueblo, que vio a Koraj y a su congregación despreciando a Moshé y Aharón, y no protestó por ello, es considerado como partícipe del pecado, y por consiguiente fue castigado con la epidemia.
Después de que la tierra abriera su boca y tragara a Koraj y a su congregación, la congregación de los hijos de Israel se quejaron a Moshé y Aharón diciéndoles: “Ustedes han matado al pueblo del Señor” (Versículo 6). Y se generó un gran enojo en contra de la comunidad. Y Moshé que comprendió la dimensión del peligro, le dijo de inmediato a Aharón: “Toma el incensario y coloca sobre él fuego -de sobre el altar- y pon sahumerio y llévalo pronto hacia la asamblea y haz la expiación por ellos; pues ha salido el furor de ante el Señor, ha empezado la mortandad” (Versículo 11). Y cuando aún el sahumerio no alcanzó a expiar ya habían muerto catorce mil setecientos hombres de Israel.
Y a pesar de que queda claro que la queja de la congregación de los hijos de Israel fue un pecado muy grave, aún no queda del todo claro ¿por qué se desató tal nivel de furor contra ellos?
Es que, en alguna medida, toda la congregación tomó parte en la rebelión de Koraj y su congregación. Koraj y su congregación representaban una ínfima minoría, apenas unos cientos de miembros de todo el pueblo de Israel. Si el pueblo se hubiera rebelado contra ellos, dicho planteo polémico quedaba inmediatamente desarticulado y Koraj y sus hombres se hubieran retractado por vergüenza. Y así es como debían haber actuado, ya que todo el bienestar recibido por el pueblo de Israel en esa generación fue por obra de Moshé Rabenu. Pero ellos se quedaron mirando cómo Koraj y su congregación avergüenzan a Moshé y a Aharón y se mantuvieron en silencio. No sólo eso, sino que después de que toda la congregación de Koraj fue castigado a través de un milagro manifiesto, incluso osaron reclamar por esa dura muerte. Y por ello Dios los castigó, debido a que ellos no protestaron desde un inicio. Puesto que todos aquellos que no protestaron son responsables de la muerte de Koraj y su congregación, ya que si lo hubieran hecho, Koraj y sus hombres no hubieran procedido de un modo insolente con Moshé y no hubieran perecido.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj y Maor Horowitz, Academia Rabínica "Har Brajá".