En pleno desarrollo de la tormenta

En pleno desarrollo de la tormenta

En pleno desarrollo de la tormenta, Ioná define su destino, pero la gente de la nave no se apura en cumplir el deseo de Ioná. Solo al intensificarse la tormenta, tras numerosos intentos y cuando ya se agotaron los tiempos, con sumo pesar, ellos cumplen lo exigido por Ioná y lo arrojan al mar.

En el versículo 10, por primera vez, los marinos de la nave fueron denominados “los hombres”. Primero, fueron mencionados en el versículo 5, con el nombre de “los marineros” y a partir de allí, no se los denominó más de esa forma: “Y dijeron el uno al otro” (Versículo 7), “Le dijeron” (Versículo 8)

Al denominarlos “los hombres” y no por su cargo profesional “los marineros” (que aparece en el capítulo dos veces más), el relator desea poner de manifiesto la debilidad y la incompetencia de los tripulantes responsables de la nave. Ya no son marineros, como en el inicio del viaje, cuando cada uno de ellos “actúa a voluntad”. Al modificarse el cargo, y la recurrente repetición aludiendo a “los hombres”, sobresale la debilidad del hombre ante la capacidad y fortaleza del

D-s Todopoderoso. Se desempeñan como marineros que forman parte de la tripulación, durante un breve lapso de tiempo. Por eso son mencionados de ese modo, una sola vez. Pero hombres, los mortales débiles, que están a merced de las bondades de D-s (ellos dependen de la suerte Divina, y no de los sorteos que ellos realizan)-son todo el tiempo.

El mar bravío no se calmó. Los “hombres” carentes de ideas, le solicitan a Ioná que les dé una.

Ioná, que desprecia su vida, y prefiere morir, antes de profetizar a no judíos que se hallan “próximos a la Teshuvá”, define su suerte: “Alzadme y arrojadme a la mar, para que se aquiete la mar a vosotros, pues sé yo que por mí causa, el gran temporal este, les ha sobrevenido a vosotros” (Versículo 12). Esta es su propuesta. Pero los hombres de la nave no se apresuran en cumplir su voluntad. Como lo explica el comentarista Abarvanel, realizan repetidos sorteos, una y otra vez, “porque sospechaban que tal vez Ioná tenía que ver con este suceso”. A pesar de que ellos quieren salvarse, lo intentan por otras vías: hacer retornar al barco a la costa, para allí bajar a Ioná. Como devolverlo a aquel que lo está buscando. Todo esto, pensando que si Ioná no logra concretar su huida, la tormenta amainará y la ira de D-s cesará. No obstante, no lo logran. La situación se tornó mucho más grave. Al avanzar en la trama, vemos el desarrollo de la tormenta; “y hubo un temporal fuerte en el mar” (Versículo 4), “porque el mar se embravecía sobre ellos” (Versículo 13)

En un principio, la tormenta se sintió en el mar, pero no los afecto a ellos directamente. Lentamente, aumenta la intensidad de la tormenta. Y sólo al sentir que el mar se embravecía sobre ellos-y al no prosperar ellos en el primer intento, y tras la plegaria, recién en ese momento deciden arrojarlo al mar. Sin embargo, lo que el texto “omite”, lo completa el Midrash. Además de arrojar los utensilios al mar, de realizar los sorteos, del intento por volver a la tierra y a través de la plegaria-los cuatro intentos-trataron de salvar la situación por otras vías:

“Lo arrojaron hasta sus rodillas, y el mar se calmó; lo volvieron a elevar para regresar a la nave, y el mar se volvió tormentoso. Lo arrojaron hasta su ombligo, y el mar detuvo su furia; lo volvieron a elevar, y se volvió tormentoso. Hasta que lo arrojaron en forma completa”.

También el relato bíblico, y principalmente el Midrash quieren destacar la rectitud y la piedad excesiva de los hombres del barco, los paganos. Ellos sentían como si estuvieran derramando “sangre inocente”. Y por consiguiente, se justifican ante el D-s de Ioná. Tan solo después de la plegaria, ellos cumplen con el pedido de Ioná. Sólo ahora, el mar se ha calmado.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Gentileza sitio DAAT.

 

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