Entre el día de la Asamblea y el precepto de “Hakhel”, la congregación de todo el pueblo.
El evento en el monte de Sinai es también denominado en la Torá como “Día de la Asamblea”, por el hecho de que tuvo lugar ante los ojos de todo el pueblo de Israel: hombres, mujeres e infantes. Este hecho recuerda el evento de “Hakhel” (la congregación de todo el pueblo) que es realizado una vez cada siete años en el momento de la peregrinación a Ierushalaim en el marco de la festividad de Sucot.
En el marco del discurso histórico Moshé menciona varias veces el evento en el monte Sinai. En el capítulo 4 él lo define como “el día en que estuviste de pie ante Adonai, tu Dios, en Joreb” (Versículo 10), no obstante, ya entonces él insinúa el mandamiento que le dio Dios “Congrégame al pueblo y les voy a hacer escuchar mis palabras” (Versículo 10). En el capítulo 5 él reitera el tema y lo define como “un pacto en Joreb” (Versículo 2)
Sin embargo, en los capítulos 9, 10 y también en el capítulo 18, Moshé lo define como “Iom HaKahal”, “Día de la Asamblea” (Capítulo 9, versículo 10; capítulo 10, versículo 4; capítulo 18, versículo 16). A pesar de que el sitio es llamado montaña de Joreb, la esencia del evento pasaba por la reunión de todo Israel para escuchar la palabra de Dios a Israel y a Moshé Rabenu a fin de que crean en Dios y en Moshé, su servidor (Hiljot Iesodei HaTorá 88).
A fin de que el evento en el monte Sinai no quede solamente como un evento, la Torá le ordena a Israel realizar un evento similar a él cada siete años. Por así decirlo, al finalizar la escritura de la Torá y al ser entregada a los Cohanim (Sacerdotes) y a los ancianos de Israel (Capítulo 31, versículo 9) Moshé les ordena realizar el evento de “Hakhel” (la congregación de toda la Asamblea) al peregrinar a Ierushalaim en la festividad de Sucot, al finalizar el año sabático.
Justamente, después que toda la Torá ya está escrita, hay un precepto de leerla en presencia de toda la congregación: hombres, mujeres e infantes. Así se da una especie de réplica de ese evento impactante en el momento de la recepción de la Torá, por primera vez. Este evento clausura el año sabático, en el cual reconocieron a Dios como amo y rey del mundo y de ese modo se agrega el nivel espiritual de que es también Dios el que entrega la Torá y en cada ocasión es renovado el pacto con Él.