Guidón se manifiesta en contra del reinado humano, y al mismo tiempo constituye una casa real en Ofrá y revela de una manera terrible cuán peligroso es el reinado humano.
Tras un capítulo y medio en el cual Guidón fue descripto en su debilidad, como un carente de fe que exige más y más señales milagrosas, como un escéptico que moviliza un gran ejército, y se demora una y otra vez en salir a la guerra, de repente el relato vira en medio del capítulo 7 y Guidón se revela como un general osado que elabora y ejecuta un plan de guerra brillante y peligroso, y logra salir airoso.
El capítulo 8 describe la continuación de las batallas en la ribera oriental del Iardén (Jordán), y la posteridad de Guidón después de la guerra. El estilo del relato cambia, y principalmente su mensaje conceptual. Guidón se comporta como un rey. Entrena a su hijo mayor en estrategias de guerra y muerte, a pesar de que el hijo es aún muy joven. Mata a los reyes de Midián como venganza personal por el asesinato de sus hermanos descriptos “como hijos del Rey” (Versículo 18). Él amenaza y castiga a quien no se suma al esfuerzo bélico, a pesar que tamaña autoridad es privativa de los reyes (Versículos 7-9, 13-17). Él recolecta un impuesto del botín de guerra y erige un monumento en su honor y en honor a su valentía (Versículos 24-27).
Pero cuando surge explícitamente el tema de su reinado, y los hijos de Israel le solicitan que constituya una dinastía real, él da una respuesta ideológica que refleja el enfoque del libro Shoftim todo: “No gobernaré sobre vosotros, ni mi hijo los gobernará: el Eterno gobernará sobre vosotros” (Versículo 23). Guidón se manifiesta en contra del reinado humano, y al mismo tiempo constituye una casa real en Ofrá con numerosas mujeres y setenta hijos, y hasta un heredero que continúa la dinastía, y revela de un modo terrible cuán peligroso es el reinado humano.
Los relatos de Guidón y Abimelej se hallan en el centro del libro Shoftim y representan una ideología contraria al reinado. Dios es el único rey de Israel, Él designa jueces-generales para las necesidades de una guerra única, y tras la victoria esos líderes vuelven al anonimato. Todo intento de salir de este marco y crear una dinastía monárquica humana, es contrario a la voluntad de Dios e inevitablemente derivará en una tragedia familiar y nacional.
Gentileza del sitio 929.