La circuncisión está estrechamente relacionada con la promesa de la tierra. Por ende, cuando los hijos de Israel ingresan a la tierra, se renueva también la circuncisión.
En el capítulo 5 figuran tres situaciones: la circuncisión, el Pesaj y el encuentro de Yehoshua con el comandante del ejército del Eterno.
Los tres episodios contemplan situaciones del pasado. La circuncisión mira hacia la circuncisión que fuera pactada con Abraham en el capítulo 17 del libro Bereshit; el Pesaj dirige su mirada hacia el pacto concertado con el pueblo de Israel al salir de Egipto; y el encuentro con el comandante del ejército del Eterno dirige su mirada hacia el pacto en Sinai, el evento de la concertación de la alianza entre Dios e Israel.
Los tres relatos colocan al pueblo de Israel frente al deber del acatamiento a Dios y la fidelidad al pacto concertado entre Dios e Israel en sus distintas fases.
Nos centraremos en la circuncisión.
En el capítulo 17 del libro Bereshit, Abraham recibe el mandamiento de la circuncisión, y allí se enfatiza el nexo entre la circuncisión y la entrega de la tierra de Kenaan a Israel:
“Daré para ti y para tu descendencia en pos de ti la tierra de tu extranjería toda la tierra de Kenaan como posesión eterna…
Mas tú, mi pacto habrás de observar…habrá de circuncidarse para vosotros todo varón
Habrán de circuncidar la carne de vuestro prepucio y será como signo de pacto entre Yo y ustedes” (Bereshit, capítulo 17, versículos 7-14)
Hay un vínculo estrecho entre el precepto de la circuncisión y el derecho sobre la tierra de Kenaan, y por ende, inmediatamente después de ingresar a la tierra, Yehoshua cumple con el mandato de la circuncisión.
La pregunta que se impone es: ¿Por qué los hijos de Israel no se circuncidaron durante la etapa del desierto?
En los versículos 5-6 se describe que todo el pueblo nacido en el desierto no fueron circuncidados, “Pues cuarenta años anduvieron los hijos de Israel por el desierto, hasta que falleció todo el pueblo, los hombres de guerra,… pues no habían escuchado la voz del Eterno, por eso les juró el Eterno que no verían la tierra…”
Este versículo explica que a raíz del pecado de los espías, el pueblo de Israel ya no era merecedor de ingresar a la tierra, y visto y considerando que la circuncisión está estrechamente relacionada con la promesa de la tierra, no pudieron continuar circuncidando a sus hijos en el desierto.
Ahora, al ingresar los hijos de Israel a la tierra, se renueva el pacto de la promesa de la tierra, y por ello también se renueva la circuncisión.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj.
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion".