Los hijos de Israel desean comida y recuerdan los zapallitos y otras delicias que comieron en Egipto, en forma gratuita. ¿Acaso esto tiene asidero? ¿Acaso los hijos de Israel, quienes trabajaron arduamente en Egipto, recibieron pescado y pepinos en forma gratuita? Jazal (nuestros Sabios de Bendita Memoria) nos enseñaron que en realidad, en la raíz de su queja se hallaba la nostalgia de una vida más cómoda, sin el yugo de los preceptos.
Nuestro capítulo nos enseña que a veces los sucesos que parecen vinculados al ámbito sociológico o económico, emanan en sus raíces de móviles religiosos.
El capítulo describe a los hijos de Israel que desean alimento:”… ¿Quién nos dará de comer carne? Recordamos los pescados que comíamos en Egipto, de balde, los pepinos y los melones y los puerros y las cebollas y los ajos. Mas ahora nuestra alma está seca, no hay nada…” (Versículos 4-5)
Aparentemente, se trata de una rebelión socio-económica pura, una especie de Wadi-Salib (un barrio de la ciudad de Haifa que en 1959 fue el centro de protestas y manifestaciones en contra de la discriminación contra las comunidades orientales) antiguo. Pero al volver a mirar detenidamente las quejas de los hijos de Israel, encontramos una pregunta compleja: “Recordamos los pescados que comíamos en Egipto, de balde,”; ¿en Egipto? Si los hijos de Israel trabajaron allí arduamente, los egipcios mataron a sus hijos y les amargaron sus vidas! ¿Acaso allí recibieron pescados y pepinos en forma gratuita? Correcto, la nostalgia nos puede engañar. Pero aquí se trata de una época muy cercana a la salida de Egipto, cuando las cicatrices de las carretillas aún no se han curado. ¿Cómo es posible que los hijos de Israel extrañaran esa terrible esclavitud?!
Parece que Jazal profundizaron en el pensamiento de los hijos de Israel, al explicar el vocablo “gratuito”, diciendo que su intención es la de expresar “gratuito de preceptos”. De un modo similar también explicaron el versículo “Escuchó Moshé al pueblo que lloraba junto a sus familias” (Versículo 10)- “por temas de familia, por las relaciones sexuales ilícitas que les fueron prohibidas” (Rashi, según el comentario de Jazal).
En la raíz de la rebelión, había un fundamento espiritual: los hijos de Israel no podían habituarse a un mundo con disciplina espiritual, a un mundo con el yugo de preceptos. La comida era sólo una excusa. Después del evento en el monte Sinai, el pueblo se sorprendió al descubrir el enorme compromiso que asumió. El corazón tenía nostalgia de aquellos días, días de libertinaje y locura. El levantamiento socio-económico fue simplemente un encubrimiento del acontecimiento espiritual.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Perashot" publicado por "Maaliot".