Moshé se halla en una crisis de liderazgo muy difícil. En este difícil momento, se revela la lealtad de Iehoshúa: él no se ve a sí mismo como el sucesor de Moshé, sino un joven, asistente de Moshé, al que le es fiel aún en los momentos de crisis, y no está dispuesto a escuchar acerca de la sustitución de Moshé.
Numerosas dificultades se le presentaron a Moshé en el marco de su liderazgo en el pueblo de Israel. Las quejas y las respuestas son recurrentes.
En el capítulo 11 Moshé llega a un punto de quiebre, uno de los más duros en su vida.
A raíz de la crisis de liderazgo en la que se halla Moshé, Dios propone delegar de la autoridad y las atribuciones de Moshé a los ancianos, para aliviarle a Moshé el peso del liderazgo. En contraste con el programa original se agregan dos ancianos que profetizan en el campamento. Iehoshúa sale con una enérgica demanda contra estos que profetizan, ya que él ve en la profecía de ellos un perjuicio en el estatus de Moshé-una toma de sus facultades más allá del programa Divino inicial. Moshé rechaza en forma contundente la demanda de Iehoshúa, y explica que no ve en ello perjuicio alguno, por el contrario-ojalá fueran todo el pueblo profetas.
Este diálogo, entre Moshé y Iehoshúa, adopta un significado más fuerte, a la luz de los conceptos de Jazal (nuestros Sabios de Bendita Memoria). De ellos se infiere (Sanhedrín 17) el contenido de la profecía de Eldad y Meidad-“¿Y cuál es la profecía que han profetizado? Dijeron: Moshé murió, Iehoshúa ingresa al pueblo de Israel a la tierra”.
Iehoshúa, quien protégé celosamente a su maestro, ve en esta profecía un serio perjuicio al liderazgo de Moshé, él mismo no se ve en el rol de sucesor de Moshé, ni tampoco como aquel que asume parte de sus facultades, que están parcialmente compartidas con los ancianos. Él solamente se ve como un joven-asistente de Moshé.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion"