Nuestro capítulo vuelve a mencionar el mandamiento de observar el Shabat y no realizar tarea alguna en el transcurso del día. ¿Cuál era la situación reinante en la época del primer y segundo Beit Hamikdash (Gran Templo) en referencia al Shabat? ¿Acaso la situación del Shabat era similar a la de la prohibición de la idolatría y el incesto o su situación era mejor?
El mandamiento del Shabat es un precepto fundamental que figura varias veces en la Torá. ¿Acaso este precepto fue cumplido por los hijos de Israel acorde a la Halajá (Ley judía) a lo largo de las generaciones?
Una mirada profunda en los conceptos de los profetas nos indica que la referencia a la observancia de Shabat ha tenido un vuelco a lo largo de los años. Acerca de la observancia del Shabat que realizaba el pueblo de Israel en el período de los primeros profetas, se puede precisar a partir de los conceptos del profeta Hoshea: “Haré cesar todo su regocijo: su celebración, su novilunio y su Shabat, y todo su plazo festivo“(Hoshea, capítulo 2, versículo 13). De aquí se infiere que en esa época el pueblo acostumbraba a observar el Shabat y las festividades. Y más aún, del texto bíblico se infiere que en el día Shabat el pueblo acostumbraba a reunirse con el profeta para estudiar Torá, tal como se desprende de la reacción del marido de la Ishá Shunamit en el momento en que ella le dice que se dirige al encuentro del profeta Elisha: “Dijo: ¿Por qué tú has de ir a él hoy? No es ni novilunio, ni Shabat. Ella replicó: Shalom - Paz “(Melajim II, capítulo 4, versículo 23). Y así también de los conceptos del profeta Ieshaiahu “novilunio y Shabat, ¡Pregonar convocación!” (Ieshaiahu, capítulo 1, versículo 13). Además, a partir de los conceptos del profeta Amos se infiere que en el día Shabat no acostumbraban a ocuparse del comercio: “Oigan esto, los que explotan a los menesterosos, y arruinan a los pobres de la tierra, diciendo: ¿Cuándo pasará el mes, y venderemos el trigo; y la semana, y abriremos los graneros del pan, y achicaremos la medida, y subiremos el precio, y falsearemos con engaño la balanza” (Amos, capítulo 8, versículos 4-5).
Por lo tanto, parece que a pesar de los numerosos problemas sobre los cuales los profetas reprendían al pueblo de los reinos de Israel y Iehudá en tiempos de Elisha, Amos, Hoshea y Ieshaiahu, el cuidado del Shabat y su aprovechamiento para el estudio de la Torá eran convencionales y difundidos. De hecho, no hallamos en los conceptos de los profetas sermones alusivos al incumplimiento del Shabat, mientras que encontramos una amplia referencia al afrontamiento de la idolatría y la corrupción social.
Sin embargo, hacia finales del primer Beit Hamikdash se registró un debilitamiento en la observancia del Shabat. El profeta Irmiyahu, el profeta de la destrucción reprende al pueblo y le dice:
“Él me manda a recordarles que el sábado es día de descanso. Por lo tanto, ese día no lleven ninguna carga, ni la introduzcan por los portones de Ierushalaim. Ese día no saquen de sus casas ninguna carga ni hagan ningún tipo de trabajo. El Shabat es un día que deben dedicar a Dios; así se lo ordenó a nuestros antepasados. ”Ustedes, los que viven en Judá, no han querido obedecer a Dios; al contrario, se empeñan en desobedecerlo y no quieren ser disciplinados “(Irmiyahu, capítulo 17, versículos 21-23) “ “Pero si ustedes no siguen las instrucciones de Dios acerca del Shabat, sino que en ese día introducen cargas por los portones de Ierushalaim, entonces les prenderé fuego a esos portones. Ese fuego no podrá ser apagado, sino que quemará toda la ciudad, junto con los palacios de Ierushalaim” (Irmiyahu capítulo 17, versículo 27) es decir, la profanación del Shabat fue una de las causas de la destrucción.
De hecho, también en la primera etapa del Segundo Beit Hamikdash, Nejemia debía lidiar con un problema similar y resolvió la problemática de la profanación del Shabat de un modo sumamente enérgico: “Entonces ordené que los portones de Ierushalaim se cerraran en cuanto empezara a anochecer el viernes, y que no se abrieran hasta el anochecer del Shabat. Puse a algunos de mis ayudantes para que vigilaran las entradas y no dejaran entrar ninguna carga en día Shabat “ (Nejemia, capítulo 13, versículo 19). No obstante, debido a que los mismos comerciantes vinieron de todas formas en Shabat y pernoctaron en las afueras de los portones de Ierushalaim, Nejemia los apercibió diciéndoles: “Yo discutí con ellos y les advertí que, si volvían a pasar la noche junto al muro, los sacaría de allí por la fuerza. Desde entonces no volvieron a presentarse en día Shabat” (Nejemia, capítulo 13, versículo 21).
Puede decirse, tal vez, que el pueblo de Israel acostumbró a cuidar el Shabat durante muchas generaciones, no obstante, con el correr de los años se registró un deterioro en este tema y solamente por medio de la fuerza logró la dirigencia imponer nuevamente al pueblo el cuidado del Shabat. Parece ser que los medios utilizados por la dirigencia del pueblo de Israel fueron exitosos a tal punto que algunos se abstuvieron de combatir en el día Shabat en la época del gobierno griego, y era necesario renovar el permiso para luchar en Shabat. (Jashmonaim, 1,2,34).
Editado por el equipo del sitio del Tanaj del libro "Parashat Drajim: Mabat arjeologui vegueografi beparshiot hashavua" ("Encrucijada: una mirada arqueológica y geográfica de las secciones semanales de la Torá") publicado por "Maguid", 2014
Dr. Itzjak Maitlis: Nació en el año 1954 y es Doctor en Arqueología. Se desempeña como docente de Tana”j y geografía de la tierra de Israel en el Instituto Herzog.