Moshé recibió de Dios la orden de colocar la serpiente abrasadora sobre un mástil, mientras que Jizkiahu decidió pulverizarla por propia iniciativa, y por ello los sabios le agradecieron. El hecho de que estas dos acciones opuestas se hayan realizado, y ambas fueron ejecutadas por voluntad celestial y por el deseo de los Sabios, indica que el lugar que ocupa la serpiente abrasadora es condicional.
Moshé Rabenu construyó la serpiente abrasadora y la colocó sobre un mástil por instrucción de Dios (Bamidbar capítulo 21, versículos 8-9); el rey Jizkiahu pulverizó esa serpiente abrasadora (Melajim II, capítulo 8, versículo 14), y el hecho fue bien recibido por los Sabios. No se puede decir que se trata de una divergencia entre Moshé Rabenu y Jizkiahu, ya que la postura de confrontar a ambas acciones no es correcta. Es impensado sostener que la serpiente abrasadora fue construida en contra del deseo celestial, y el hecho contradice claramente a conceptos incluidos en el texto bíblico, y no se puede sostener que el rey Jizkiahu contradijo el consenso de los Sabios con el texto bíblico, y destruyó a la serpiente abrasadora. El hecho de que estas acciones opuestas se hayan realizado, y ambas fueron realizadas por voluntad de Dios y voluntad de los Sabios, indica que el lugar de la serpiente abrasadora es un sitio condicional, como diciendo: en un contexto determinado y acorde a un enfoque determinado la serpiente abrasadora es concretamente un precepto; en otro contexto y un enfoque diferente la serpiente abrasadora es candidata a la destrucción.
Los Sabios ya han ubicado esta temática a la cabeza de sus temas: “¿Acaso una serpiente mata o da vida”? (Mishná, Rosh Hashaná capítulo 3). Es así que los Sabios hicieron hincapié en que no debe verse a la serpiente abrasadora como un instrumento mágico, que por el mero hecho de mirarla el hombre se cura. La serpiente abrasadora tiene como función promover un cambio en el corazón del ser humano, y ponerlo de manifiesto, pero no ocupar su lugar. En el momento en que el ser humano se somete al Soberano del mundo, y la serpiente abrasadora es tan solo un instrumento, pero no como la esencia de la redención, la cura y la salvación-pues tiene un lugar preponderante. A diferencia de ello, cuando por error se le adjudica a la serpiente abrasadora la cura y la redención, Jizkiahu se atreve a destruirlo por completo, a pesar de que el mismo surge a partir de un mandamiento de Dios, por un grave error oculto en ella. La serpiente abrasadora
Editado por el equipo del sitio del Tanaj.
Gentileza del sitio de la Academia Rabínica "Orot Shaul".