Rut fue en pos de un despertar interior a un futuro incierto, que aparentemente no brindaba esperanza alguna. Todo lo dejó atrás. No sólo su posición como princesa moabita, sino básicamente su círculo familiar más íntimo. El fallecimiento de su esposo podía regresarla a su familia.

Sin embargo, ella continuó junto a Naomi. El camino y un futuro incierto eran causa suficiente para su retorno a su gente. Pero ella continuó junto a su suegra. Ella misma le pide que regrese a Moab, mas ella declara con absoluto convencimiento: “Tu pueblo es mi pueblo, tu Dios es mi Dios”. Aún la llegada a Beit Léjem, las miradas y los murmullos de la gente no la abaten. Tampoco la amedrenta la indigencia y el hambre. Ella tomó una decisión inquebrantable e irreversible: seguir a Naomi y ser parte del pueblo de Israel.

Extraido del libro de Rut, Rabino David Tabachnik
Nueva traducción del hebreo exégesis y comentarios
referentes al texto bíblico de Meguilat Rut