No darlo por sentado

No darlo por sentado

Los hijos de Iosef, apresurados en poseer su heredad, son un símbolo del amor a la tierra, aún en tiempos de sus antepasados. ¿Qué hay entre ellos y el resto de las tribus y acaso están en condiciones de estar a la altura de su ideología.

Después de la tribu de Iehudá, las tribus de Iosef se apresuran en tomar su heredad, e incluso se presentan ante Yehoshua con la exigencia de que les agregue territorio en su parte de la tierra: a pesar de ser dos tribus, comparten un mismo territorio, una misma suerte, el territorio de Iosef-y ellos sotienen que necesitan un terreno más amplio. Esta agilidad de los hijos de Iosef y su pasión por la tierra está profundamente arraigada en ellos desde el pasado:

Iosef es el hermano que da todo por sepultar a Iaaccov en la tierra de Kenaan, incluso le solicita a sus hermanos que también se ocupen de enterrarlo allí, hecho que termina siendo realizado por el mismo Moshé con gran esplendor.

Los descendientes de Iosef, los hijos de Efraim, figuran en Divrei Haiamim (Crónicas) como quienes aún cuando no finalizó la esclavitud están dispuestos a todo para escapar y conquistar la tierra de Kenaan.

-Y en el desierto, las hijas de Tzelofjad de la tribu de Menashé exigen heredar la tierra de su padre, y se convierten en un símbolo de apego a la tierra. Es posible que ello se relacione con el hecho de que ellos pasaron gran parte de la vida lejos de la tierra. Iosef, que fue vendido como esclavo y pasó gran parte de su vida en Egipto, donde nacieron sus hijos, precisamente ellos elevan su mirada con nostalgia hacia la tierra de su herencia, lugar de residencia de sus padres. A diferencia de ellos, las otras tribus consideran su presencia en la tierra como algo obvio y no perciben ese impulso interior de anticiparse y tomar la tierra para no perderla.

La respuesta de Yehoshua a la exigencia de los hijos de Iosef,  los direcciona a ellos hacia una contemplación interior. Si realmente ustedes están interesados en heredar la tierra y ampliar vuestra heredad, ello está en sus manos-ustedes deben esforzarse y trabajar arduamente por vuestros valores, talar el bosque ubicado en vuestra frontera y conquistar al Kenaaní que reside en el valle.

Piensen-¿cuáles son los valores importantes en sus vidas, y cuán lejos están dispuestos a llegar a fin de alcanzarlos?

Y en cuanto a los elementos buenos de vuestra vida-familia, amistad, habilidades. ¿Cuál es el valor de los mismos en vuestra vida? ¿Acaso ustedes se esfuerzan por  ellos en consecuencia?

 

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