Más que en cualquier otra contienda en el texto bíblico, esta contienda es contemplada como una batalla de pocos contra muchos, de débiles contra fuertes.
La enorme brecha entre la fuerza filistea, que controla también lo que se realiza en los límites de Israel, y la pequeña fuerza de Shaúl, se destaca en algunos puntos: a. el control filisteo dentro de la tierra de Israel se pone de manifiesto a partir de la presencia de las guarniciones de los Pelishtim en lo profundo de la tierra: en el capítulo10, en el marco de las señales que le dio, Shmuel envió a Shaúl a “la colina de Dios donde está la guarnición de los Pelishtím” (Capítulo 10, versículo 5); y la rebelión propiamente dicha comienza en nuestro capítulo al golpear a “la guarnición de los Pelishtím que estaba en Gueba” (Versículo 3). La presencia de esas guarniciones influyó, ciertamente, sobre la capacidad de la organización militar de Israel.
b. Los Pelishtim controlan toda la industria del hierro en la tierra de Israel:
“En toda la tierra de Israel no podía hallarse ningún herrero, pues los Pelishtím decían: No sea que los hebreos hagan espadas o lanzas… Y sucedió que, en el día de la batalla, no había espada ni lanza en mano de ninguna de la gente que estaba con Shaul y Iehonatán, pero sí las había en mano de Shaúl y de su hijo Iehonatán” (Versículos 19-22).
c. Como fuera dicho, Shaúl forma un pequeño ejército. Es probable, que la dimensión de este ejército es influenciada por el control filisteo, que no permitió la existencia de un ejército más grande. A continuación, con el inicio de la rebelión, los israelitas se unieron a Shaúl rumbo al Guilgal, pero frente a ellos hay una fuerza filistea con una potencia que no tiene precedentes:
“Y los Pelishtím se reunieron para pelear contra Israel: treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo y gente tan numerosa como la arena a la orilla del mar” (Versículo 5)
d. El control de los Pelishtim ocasionó que parte de los hebreos se vieron forzados a prestar servicio en el marco del ejército filisteo, y tan solo luego del giro protagonizado por Iehonatán ellos pudieron unirse al resto de los hijos de Israel, como está citado a continuación:
“Entonces los hebreos, que desde antes estaban con los Pelishtím y que habían subido con ellos alrededor del campamento, ellos también se unieron con los de Israel que estaban con Shaul y Iehonatán” (Capítulo 14, versículo 21).
Además de esas dificultades, la orden de Shmuel de esperarlo en el Guilgal provoca que Shaúl y su ejército estén en una gran inferioridad estratégica. Esta es la primera guerra a la que el pueblo de Israel sale bajo el liderazgo de un rey. Por ello, tiene una enorme importancia de que quede totalmente claro, de que es Dios el que está detrás de los sucesos. Este mensaje será muy bien transmitido en la victoria militar completamente ilógica.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica “Har Etzion”