Rey de vez en cuando

Rey de vez en cuando

 

 Las señales y las fiestas lograron convencer a todos de que finalmente-hay un rey y es digno de su cargo. Con excepción de Shaúl a sí mismo.

Las señales, las fiestas, la “profecía popular” con “arpa, pandero, flauta y lira” (Versículo 5), estaban destinados a convencer a Shaúl de que él estaba para grandes cosas, y transformarlo en “otra persona” en el espíritu de Dios (Versículo 6). Pero todos estos elementos influyeron muy poco en Shaúl, y por un breve lapso de tiempo-siguió siendo un hombre simple (“¿Acaso Shaúl está entre los profetas?” ; versículos 11-12): le ocultó a su familia el “tema del reino” (Versículo 16), en la reunión del pueblo en Mitzpá se escondió “junto al bagaje” (las ropas en el vestuario; versículo 22), y luego de la coronación retornó a su caso con un pequeño grupo de adeptos  cuyo corazón se abrió a la profecía (Versículo 26), y volvió a arar en el campo “detrás del ganado” (Capítulo 11, versículo 5).

 

No obstante, aparentemente, todo esto se acumuló en su corazón como potencial, y cuando llegó el clamor de la ciudad sitiada de Iavesh Guilad (Capítulo 11, versículo 6) en ese momento despertó Shaúl y se convirtió realmente en un líder combativo.

Hay un segmento más complejo que requiere de una explicación más profunda, en el encuentro entre los dos versículos que parecen contradictorios (Versículos 7-8)-“Cuando estas señales te hayan sucedido, haz lo que lo que tú consideres correcto, porque Dios está contigo“(y si no sabrás qué hacer-pues me llamarás); “Descenderás delante mío a Guilgal…. Esperarás siete días (a partir del momento del llamado) hasta que venga a ti y te haga saber lo que debes hacer “.

 

Mucho se ha escrito sobre Shmuel, el profeta, que aparentemente intentó convertir a Shaúl en alguien dependiente de él y de su profecía, sólo por la incomprensión del principio bíblico denominado “MIKRA KATZAR”, un texto breve e incompleto. Ante Bnei Amon, Shaúl supo qué hacer, y así también en otras múltiples guerras que fueron mencionadas brevemente (Capítulo 14, versículos 47-48). Sólo al enfrentar a los Pelishtim Shaúl necesitó del profeta (Capítulo 13, versículos 7-12). En ese tipo de situaciones, Shmuel prometió llegar dentro de los siete días, pero llegó muy tarde en el séptimo día. Los siete días, no pueden ser explicados desde el momento de la unción, sino desde el momento en que el rey habrá de llamar al profeta.

 

 

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