Síntesis del capítulo, Deuteronomio 11

Síntesis del capítulo, Deuteronomio 11

Hay que cumplir los preceptos de Dios en función de sus acciones (Versículos 1-9)

Moshé le ordena al pueblo amar a Dios y cumplir sus preceptos. A fin de que esto suceda, se deben reconocer los grandes actos de Dios, y por ende, Moshé recuerda lo acontecido en Egipto y en el desierto. A partir de ello, deben observarse los preceptos de Dios, y a cambio de ello: “Van a prolongar días sobre la tierra que ha prometido Adonai a vuestros patriarcas para dar a ellos y a su descendencia, tierra que mana leche y miel” (Versículo 9)

La calidad de la tierra (Versículos 10-12)

En esta fase, Moshé hace referencia a la calidad de la tierra, en comparación a la tierra de Egipto. A diferencia de Egipto, la tierra de Israel es una tierra de montañas y quebradas, que necesita de lluvia, y por ello es una tierra “en la que los ojos Adonai, tu Dios, están siempre en ella” (Versículo 12). La existencia en la tierra depende de Dios. Y como será traído en el siguiente párrafo, está supeditada al comportamiento del pueblo.

La Parashá de “Y será que si aceptar van a aceptar los mandamientos” (Versículos 13-21)

Aquí se encuentra la segunda parte de las secciones del “Shemá” que nos es conocida de la plegaria. Este fragmento es continuación del anterior y expone que la lluvia vendrá y la cosecha crecerá, única y exclusivamente si el pueblo habrá de cuidar los preceptos de Dios. Si el pueblo adorara a otros dioses, Dios detendrá el cielo y la lluvia no habrá de caer. Nuevamente, Moshé le exige al pueblo recordar los conceptos: “Habrán de tener puestas mis palabras estas sobre vuestro corazón y en vuestro ser” (Versículo 18)

La observancia de los preceptos conducirá a la herencia de la tierra (Versículos 22-25)

Como consecuencia del cumplimiento de los preceptos, Dios habrá de entregar la tierra de Kenaan al pueblo de Israel: “No se erguirá hombre alguno sobre vosotros, miedo a vosotros y temor a vosotros infundirá Adonai, vuestro Dios, sobre la faz de toda la tierra que habrán de pisar en ella, como les he hablado a ustedes” (Versículo 25)

Bendición y maldición (Versículos 26-32)

En el último pasaje del capítulo, Moshé menciona la bendición y la maldición. Cuando el pueblo de Israel habrá de llegar a la tierra, se debe “colocar” la bendición sobre el monte Guerizim y la maldición sobre el monte Eibal. Aquí, la ceremonia es mencionada brevemente pero en la continuidad del libro Devarim, Moshé ampliará acerca del evento de la bendición y la maldición que debe llevarse a cabo de inmediato al ingresar a la tierra.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

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