La mayor parte del capítulo trata acerca de reglas que colaboran con los pobres. En el capítulo tres normas de la Torá, cuyo objetivo es el de aliviar a los pobres del pueblo. Al final del capítulo es citada la consagración del primogénito del animal.
Condonación de deudas (Versículos 1-6)
Una vez en siete años, en el año de “Shemitá” (“Año Sabático”), no sólo es detenido el trabajo de la tierra, sino que también son borradas las deudas: “y esta es la regla del indulto, habrá de indultar todo propietario acreedor, que reclama deuda a su prójimo, y no habrá de oprimir a su prójimo a su hermano, pues se ha convocado indulto ante Adonai” (Versículo 2)
Se deben realizar préstamos al pobre (Versículos 7-11)
A raíz de la norma de condonación de deudas, la Torá hace hincapié en que se debe continuar realizando préstamos al pobre, a pesar de la conmutación de deudas en el año sabático “Cuídate, no sea que hubiere cosa en tu corazón malvado para decir: se ha acercado el año séptimo, el año del indulto y sea malévolo tu ojo contra tu hermano el menesteroso y no le des…dar habrás de darle, pero que no se sienta mal tu corazón cuando le des a él” (Versículos 9-10). Y una vez más la Torá enfatiza “Abrir habrás de abrir tu mano a tu hermano, a tu pobre y a tu menesteroso en tu tierra” (Versículo 11)
Ley del esclavo hebreo (Versículos 12-18)
La tercera norma concierne a las leyes del esclavo hebreo o la esclava hebrea. Los esclavos deben ser liberados en el séptimo año de su trabajo. Debido a que por lo general, se trata de gente pobre, no se los debe liberar con las “manos vacías”: “Le otorgarás gratificación de tus ovinos, de tu era y de tu lagar, de lo que te ha bendecido Adonai, tu Dios, le habrás de dar” (Versículo 14). En el caso en que el esclavo no está interesado en salir en el séptimo año, su amo le perfora la oreja al esclavo o esclava-y él/ella se convierte en esclavo para siempre, y acorde a la exégesis de Jazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria-hasta el Jubileo.
La consagración de los primogénitos (Versículos 19-22)
“Todo primogénito que naciere en tus vacunos y en tus ovinos machos, habrás de consagrarlo ante Adonai, tu Dios, no deberás trabajar con el primogénito de tu buey, y no deberás esquilar el primogénito de tu ovino” (Versículo 19). El primogénito que es ofrendado a Dios, no debe tener defectos. Dado el caso que el primogénito del animal o la bestia tenga un defecto, puede ser consumido “en tus ciudades”, con la renuencia a comer la sangre.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj.